Pues eso que lo repito y me voy a comer.
29.- EL CARRO DEL CONCEJO (1ª PARTE, EL CONCEJO)
A ver, que levante el brazo o la mano mismamente todo aquel o aquella persona mayor de edad, dignidad, gobierno y con derecho a voto que no haya meado o cagado alguna vez en el concejo, por no preguntar por otras “lindeces”.
Vale, ya podéis bajarla todos.
Perdón por entrar sin llamar, pero es que el concejo siempre está espalancao y lleno de …, y se oía de fondo el Satisfaction de los Rolling Stones. Que viene como anillo al dedo, o alo menos eso me parece a mí.
Para que nos vamos a engañar el concejo siempre hizo las veces de urinarios públicos de aguas mayores y menores de las escuelas, del bar el Pato, del bar de Bigotes más tarde y de todo personal que estuviera en la plaza con motivo de cualquier evento que allí hubiera, más para hombres como es lógico, pero también las mujeres recurrieron a él más de una vez.
De aquella ni los bares ni las escuelas, ni el ayuntamiento tenían servicios. Ni que decir tiene de nuestras propias casas. Los corrales, los rebanzones, los regatos, detrás de una tapia, de una caseta, de un palomar, eran esos lugares tan validos para esos menesteres como otros cualesquiera.
También se utilizó extraoficialmente como basurero municipal, pues estaba llenito de porquería, allí tiraba la gente de todo, eran otros tiempos, nada que ver como está hoy todo de cemento.
Así que entre unas cosas y otras te podías encontrar con todo tipo de inmundicias, papeles usados con su plumita marrón tirando a oscuro, movidos por el viento, auténticos zurullos sin fecha de caducidad, algunos ya tan deshidratados y tan resecos mezclados con la tierra que no presentaban peligro alguno de ser pisados, humedales y diversas humedades en las paredes de no más altura de casi un metro, barreduras, colillas, palillos, chapetes, cristales rotos, cachos de adobes y demás escombros.
En definitiva una auténtica y fétida letrina, con efluvios de miasmas pestilentes.
Continuará...... ¡O no?
Salud.
29.- EL CARRO DEL CONCEJO (1ª PARTE, EL CONCEJO)
A ver, que levante el brazo o la mano mismamente todo aquel o aquella persona mayor de edad, dignidad, gobierno y con derecho a voto que no haya meado o cagado alguna vez en el concejo, por no preguntar por otras “lindeces”.
Vale, ya podéis bajarla todos.
Perdón por entrar sin llamar, pero es que el concejo siempre está espalancao y lleno de …, y se oía de fondo el Satisfaction de los Rolling Stones. Que viene como anillo al dedo, o alo menos eso me parece a mí.
Para que nos vamos a engañar el concejo siempre hizo las veces de urinarios públicos de aguas mayores y menores de las escuelas, del bar el Pato, del bar de Bigotes más tarde y de todo personal que estuviera en la plaza con motivo de cualquier evento que allí hubiera, más para hombres como es lógico, pero también las mujeres recurrieron a él más de una vez.
De aquella ni los bares ni las escuelas, ni el ayuntamiento tenían servicios. Ni que decir tiene de nuestras propias casas. Los corrales, los rebanzones, los regatos, detrás de una tapia, de una caseta, de un palomar, eran esos lugares tan validos para esos menesteres como otros cualesquiera.
También se utilizó extraoficialmente como basurero municipal, pues estaba llenito de porquería, allí tiraba la gente de todo, eran otros tiempos, nada que ver como está hoy todo de cemento.
Así que entre unas cosas y otras te podías encontrar con todo tipo de inmundicias, papeles usados con su plumita marrón tirando a oscuro, movidos por el viento, auténticos zurullos sin fecha de caducidad, algunos ya tan deshidratados y tan resecos mezclados con la tierra que no presentaban peligro alguno de ser pisados, humedales y diversas humedades en las paredes de no más altura de casi un metro, barreduras, colillas, palillos, chapetes, cristales rotos, cachos de adobes y demás escombros.
En definitiva una auténtica y fétida letrina, con efluvios de miasmas pestilentes.
Continuará...... ¡O no?
Salud.