Y como siempre hay alguien que nos hace la puñeta, esto por el Draghi, que hoy nos la preparó buena.
Los inversores le han declarado la guerra al Ibex y a la deuda española. Los mercados no se fían de los Presupuestos, ahora caen en la cuenta de que condenan a España a un largo periodo de contracción económica. Y es que, como dijo ayer Cristobal Montoro, la única misión de las cuentas del Estado es lograr alcanzar un déficit del 5,3% sobre el PIB para final de 2012. La consecuencia inmediata es clara para casi todo el mundo: recesión.
La prima de riesgo ha cerrado en los 390 puntos, récord desde noviembre del año pasado, mientras que el Ibex ha caído un 2,09%, hasta los 7.660,7 puntos, quedándose al borde del precipicio de los 7.640, el nivel al que cerró el 12 de septiembre. Los analistas técnicos advierten que debajo de esa cota solo quedan ya los niveles del 9 de marzo de 2009. Entonces, descendió hasta los 6.817 puntos.
Es cierto que el ataque no ha sido exclusivamente a España, todas las Bolsas europeas han caído con fuerza. París se ha hundido un 2,81%; Fráncfort, un 2,98%; y Londres, un 2,53%. Aunque en el acumulado de 2012 las diferencias son abismales: el Ibex cae más de un 10,6%, mientras que el Dax alemán suma, pese a la caída de hoy, en torno a un 14,8% desde comienzos de año.
En cualquier caso, la evolución de la deuda soberana del país sí ha hecho saltar las alarmas. La mediocre subasta del Tesoro, que ha vendido el mínimo previsto de bonos y, además, más caros que en la última colocación a ese plazo, hizo que los ojos de los inversores se dirigieran de nuevo hacia España. Las palabras de Draghi, que ha vuelto a advertir de las necesidades de reformas, le dieron la puntilla al mercado de renta fija pública.
Así, el coste de financiación de España se ha disparado más de un 16% desde que Mariano Rajoy decidió desafiar a la Comisión Europea, al fijar unilateralmente un objetivo de déficit en el 5,8%, frente al compromiso inicial del 4,4%. La prima de riesgo ha escalado 25 puntos básicos y ha terminado en los 390, nivel que no se veía desde noviembre del año pasado. Mientras, la rentabilidad del bono a 10 años se sitúa en el 5,7%
Los inversores le han declarado la guerra al Ibex y a la deuda española. Los mercados no se fían de los Presupuestos, ahora caen en la cuenta de que condenan a España a un largo periodo de contracción económica. Y es que, como dijo ayer Cristobal Montoro, la única misión de las cuentas del Estado es lograr alcanzar un déficit del 5,3% sobre el PIB para final de 2012. La consecuencia inmediata es clara para casi todo el mundo: recesión.
La prima de riesgo ha cerrado en los 390 puntos, récord desde noviembre del año pasado, mientras que el Ibex ha caído un 2,09%, hasta los 7.660,7 puntos, quedándose al borde del precipicio de los 7.640, el nivel al que cerró el 12 de septiembre. Los analistas técnicos advierten que debajo de esa cota solo quedan ya los niveles del 9 de marzo de 2009. Entonces, descendió hasta los 6.817 puntos.
Es cierto que el ataque no ha sido exclusivamente a España, todas las Bolsas europeas han caído con fuerza. París se ha hundido un 2,81%; Fráncfort, un 2,98%; y Londres, un 2,53%. Aunque en el acumulado de 2012 las diferencias son abismales: el Ibex cae más de un 10,6%, mientras que el Dax alemán suma, pese a la caída de hoy, en torno a un 14,8% desde comienzos de año.
En cualquier caso, la evolución de la deuda soberana del país sí ha hecho saltar las alarmas. La mediocre subasta del Tesoro, que ha vendido el mínimo previsto de bonos y, además, más caros que en la última colocación a ese plazo, hizo que los ojos de los inversores se dirigieran de nuevo hacia España. Las palabras de Draghi, que ha vuelto a advertir de las necesidades de reformas, le dieron la puntilla al mercado de renta fija pública.
Así, el coste de financiación de España se ha disparado más de un 16% desde que Mariano Rajoy decidió desafiar a la Comisión Europea, al fijar unilateralmente un objetivo de déficit en el 5,8%, frente al compromiso inicial del 4,4%. La prima de riesgo ha escalado 25 puntos básicos y ha terminado en los 390, nivel que no se veía desde noviembre del año pasado. Mientras, la rentabilidad del bono a 10 años se sitúa en el 5,7%