El origen de esta
fiesta popular se remonta al siglo XVI, cuando el rey Felipe II dicta unas ordenanzas según las cuales las prostitutas, que habitaban en la
Casa de Mancebía de
Salamanca, debían ser trasladadas, durante la Cuaresma, fuera de la ciudad. A partir del Miércoles de Ceniza, las prostitutas abandonaban su residencia habitual y eran trasladadas al otro lado del
río Tormes.