Resulta que esta mañana he recibido una llamada telefónica muy sorprendente y totalmente inesperada de alguien que, aunque conozco, nunca he estado ni he hablado con él. Me saludó muy amablemente y no quiso decirme quien le había facilitado mi número de teléfono, pero sí el motivo de la llamada. Quería que le hiciese el favor de felicitar hoy, en su nombre, a un
amigo mío porque él directamente no se atrevía. Me comprometí a ello, a cambio de algo que no puedo decir, y me dispongo a cumplir mi parte
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