Aunque nacida en una
familia ilustre y criada acorde a su condición, vio la fortuna familiar venirse abajo por los malos manejos de una madre como la hija después, ocupada en aventuras y travesuras extraconyugales. A los 14 años fue destinada a casarse con el cincuentón Claudio, el tio cojo, feo, y tartamudo del cruel Calígula que era por entonces el Emperador de Roma.