En aquella época todos los paraguas eran negros, pardos o, si acaso, de color azul de Prusia o verde oscuro. Así que, cuando apareció en la fábrica aquel paraguas amarillo, todo el mundo se quedó frío. Un paraguas de semejante color no estaba en los planes, ni en los catálogos, ni en los pedidos...
En una ciudad gris y con gente gris, el operario de una fábrica de paraguas comete la osadía de saltarse las normas establecidas y fabricar un paraguas amarillo pese a que lo que se lleva son los paraguas de color negro, marrón, verde y azul oscuro. El relato de Joel Franz Rosell reivindica, pues, la libertad y la creatividad frente a la rutina y las convenciones impuestas.
En una ciudad gris y con gente gris, el operario de una fábrica de paraguas comete la osadía de saltarse las normas establecidas y fabricar un paraguas amarillo pese a que lo que se lleva son los paraguas de color negro, marrón, verde y azul oscuro. El relato de Joel Franz Rosell reivindica, pues, la libertad y la creatividad frente a la rutina y las convenciones impuestas.