El alemán ganó el Gran Premio tras desoír las órdenes de su equipo cuando marchaba segundo tras Webber. Red Bull dio órdenes a ambos pilotos de no atacarse. El australiano bajó revoluciones entonces, pero Vettel no. Para él no existe tal disciplina de equipo y en una maniobra muy polémica traicionó a todos atacando a Webber con toda la potencia de su monoplaza.
Webber respondió con una defensa agresiva y estuvo a punto de estampar al alemán contra el muro en la recta.
Webber respondió con una defensa agresiva y estuvo a punto de estampar al alemán contra el muro en la recta.