Aquella debía ser la ocasión que había buscado toda mi vida. Todos mis seres queridos me rodeaban, todos me miraban, todos estaban pendientes de lo que yo fuera a decir o hacer, la de besos que recibí. Si alguna vez hubiera buscado el protagonismo aquel debía ser el día. Era una felicidad tenerlos todos conmigo. Me sentía realmente satisfecho, todos en mi casa, todos mostrándome su cariño, su afecto o su aprecio, según los casos, según la relación.