La conversación decaía, siempre oscilando entre lo malo que hace para las alturas del año en que estamos y qué tiempos aquellos cuando éramos más jóvenes. Hay que ver lo monótonas y repetitivas que pueden ser algunas situaciones. Bueno, si aquello se prolongaba demasiado siempre podía sacar el tema de la siguiente jornada de liga para ver si se animaba la concurrencia. El asunto del fútbol siempre dinamizaba mucho las reuniones y seleccionaba los interlocutores. Además, siempre era menos peligroso que hablar del gobierno.