Por fin subimos a ver al vecino colindante, y a través de las
terrazas hemos conseguido entrar en
casa. Menudo numerito. Parecíamos delincuentes. Eso sí, la seguridad ante todo, nos fabricamos un arnés con una cuerda, que nos prestó el vecino, por si acaso, que es un tercero.
Eso mismo me pasó a mí al principio de vivir en
Cáceres. Creo que estaba Choni embarazada de Nadia todavía conque no te digo más. Como llevábamos poco tiempo viviendo en aquel piso, no teníamos mucha confianza con los vecinos que nos podían facilitar el acceso por las
terrazas de las dos cocinas.