Réplica de FACEBOOK.
35.- ¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS!
22 de Julio de 2013 a la (s) 13:16
35.- ¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS!
Perdón por entrar sin llamar, pero es que si me entretengo un poco no llego al coche Línea y me traen un par de encargos de Zamora.
Y es que encima entraba en la plaza al son del Born To Be Wild de Steppenwolf, o es que no os acordáis, es la música de la película EASY RIDER (Buscando Mi Destino). Se trataba de unos tipos que viajaban en un coche de línea o tal vez viajaban en motos chopper de estas americanas, no sé, ya casi no me acuerdo, el caso es que viajaban.
La llegada del coche de línea aunque cotidiana era uno de los acontecimientos más importantes del día.
Preguntas como … - ¿Ha venido ya el coche de línea?- o aseveraciones como … - ¡A buenas horas!, pues no hace rato que vino o que pasó, ……. se oían a diario.
Muchas veces lo íbamos a esperar a la lechería y corríamos detrás de él hasta la plaza.
Nos gustaba ver la gente que bajaba del coche y sobre todo si llegaba algún forastero cosa poco habitual.
Eso sí, un día llegó el ya conocido forastero con el tabardo en la mano. O si no pregúntaselo a Loly.
¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS! Decía Francisco, cuando no era un paquete para Vicenta, eran unas garrafas de vino para Bigotes, para El Pato, o para el salón de Angélico, no le dejábamos a Francisco el cobrador que tocaran el suelo, cuando sacaba estos enseres después de abrir las dos puertas traseras del coche, se lo limpiábamos de las manos. Y todo por unas golosinas, unas bolsas de pipas “Que rica la Pilarica repita” o por el palo de regaliz que nos daba Vicenta.
La valija del correo, también llegaba a diario, Francisco reclamaba a Quico El Cartero para que la recogiera, Quico la llevaba a su casa, la ordenaba y hacía el reparto.
En la baca del coche se transportaban los bultos más grandes, como cuando me compraron la bicicleta. La mía y la de muchos más, llegaron en la baca del coche. Subía Francisco por la escalerilla plegable que tenía el coche en la parte trasera y abajo no faltaban manos para recibir lo que en ese momento correspondiera.
Y arrancaba el coche carretera de Fuentes hasta Abezames, abandonando el personal poquito a poco la plaza.
¡O no?
Salud.
35.- ¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS!
22 de Julio de 2013 a la (s) 13:16
35.- ¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS!
Perdón por entrar sin llamar, pero es que si me entretengo un poco no llego al coche Línea y me traen un par de encargos de Zamora.
Y es que encima entraba en la plaza al son del Born To Be Wild de Steppenwolf, o es que no os acordáis, es la música de la película EASY RIDER (Buscando Mi Destino). Se trataba de unos tipos que viajaban en un coche de línea o tal vez viajaban en motos chopper de estas americanas, no sé, ya casi no me acuerdo, el caso es que viajaban.
La llegada del coche de línea aunque cotidiana era uno de los acontecimientos más importantes del día.
Preguntas como … - ¿Ha venido ya el coche de línea?- o aseveraciones como … - ¡A buenas horas!, pues no hace rato que vino o que pasó, ……. se oían a diario.
Muchas veces lo íbamos a esperar a la lechería y corríamos detrás de él hasta la plaza.
Nos gustaba ver la gente que bajaba del coche y sobre todo si llegaba algún forastero cosa poco habitual.
Eso sí, un día llegó el ya conocido forastero con el tabardo en la mano. O si no pregúntaselo a Loly.
¡VICENTA SANTOS! ¡VICENTA SANTOS! Decía Francisco, cuando no era un paquete para Vicenta, eran unas garrafas de vino para Bigotes, para El Pato, o para el salón de Angélico, no le dejábamos a Francisco el cobrador que tocaran el suelo, cuando sacaba estos enseres después de abrir las dos puertas traseras del coche, se lo limpiábamos de las manos. Y todo por unas golosinas, unas bolsas de pipas “Que rica la Pilarica repita” o por el palo de regaliz que nos daba Vicenta.
La valija del correo, también llegaba a diario, Francisco reclamaba a Quico El Cartero para que la recogiera, Quico la llevaba a su casa, la ordenaba y hacía el reparto.
En la baca del coche se transportaban los bultos más grandes, como cuando me compraron la bicicleta. La mía y la de muchos más, llegaron en la baca del coche. Subía Francisco por la escalerilla plegable que tenía el coche en la parte trasera y abajo no faltaban manos para recibir lo que en ese momento correspondiera.
Y arrancaba el coche carretera de Fuentes hasta Abezames, abandonando el personal poquito a poco la plaza.
¡O no?
Salud.