REAL COMO LA VIDA MISMA.
Allá por el 37 ó 38, en plena guerra civil, en nuestro pueblo, y en todos, las familias estaban mermadas de mano de obra, pues la mayoría de los jóvenes luchaban en el frente. En mi casa mis dos hermanos mayores estaban en la guerra en el bando.... qué más dá...., y nos hacíamos cargo de la hacienda mi padre, mi hermana de 12 años y yo de 8.
Por la mañanica muy temprano, cuando aún era de noche nos dejaba mi padre a los dos en una tierra, con la máquina de segar, para que fuéramos segando mientras él iba a otra tierra a cargar el carro con la miés ya segada y llevarla a la era. Yo engarabitado en el asiento, que no podía casi ni sujetar las riendas de las mulas, y mi hermana diciéndome por dónde tenía que ir, poco a poco íbamos haciendo la faena. Pero el sueño me vencía, y me acurrucaba un poco junto a los maraños.
Al cabo de un rato, mi hermana se me acercaba y me decía mientras me zarandeaba: "Vamos hombre, que va a venir padre y casi no hemos empezao"
Allá por el 37 ó 38, en plena guerra civil, en nuestro pueblo, y en todos, las familias estaban mermadas de mano de obra, pues la mayoría de los jóvenes luchaban en el frente. En mi casa mis dos hermanos mayores estaban en la guerra en el bando.... qué más dá...., y nos hacíamos cargo de la hacienda mi padre, mi hermana de 12 años y yo de 8.
Por la mañanica muy temprano, cuando aún era de noche nos dejaba mi padre a los dos en una tierra, con la máquina de segar, para que fuéramos segando mientras él iba a otra tierra a cargar el carro con la miés ya segada y llevarla a la era. Yo engarabitado en el asiento, que no podía casi ni sujetar las riendas de las mulas, y mi hermana diciéndome por dónde tenía que ir, poco a poco íbamos haciendo la faena. Pero el sueño me vencía, y me acurrucaba un poco junto a los maraños.
Al cabo de un rato, mi hermana se me acercaba y me decía mientras me zarandeaba: "Vamos hombre, que va a venir padre y casi no hemos empezao"