![La ermita](/fotos_reducidas/5/1/0/00311510.jpg)
Crónicas de una letra minúscula.
13. - Y de segundo plato, los percebes que ya fueron de primero. De chupar y poco más
Esta anécdota es un poco rara, espinosa, difícil de contar, y de creer, pero real como la vida misma, le paso a uno de Malva hace muchos años, que aunque me dijo que no importaba que dijera su nombre no lo voy a decir, o si, no se, ya veremos, sobre la marcha.
Partimos de la siguiente situación. Él de Malva, en adelante Petronio, con su mujer casi recién casados, pero no de luna de miel, se encuentran de viaje por Galicia con otro matrimonio, con el que no tenían mucha confianza que digamos, además Petronio hasta entonces, no conocía a la otra mujer, y tampoco es que le hubiera caído muy bien. Al marido de esta otra mujer lo llamaremos Alfonsio.
Se encuentran sentados en una mesa de un restaurante, donde había mucho trajín de platos y bandejas, en definitiva mucho follón, restaurante a tope, han pedido unos percebes.
Un camarero les pone en la mesa un plato de los restos de una suculenta ración que se han comido otros señores.
Comienzan a degustarlos con un poco de reparo, circunspectos unos y otros, no convenciéndoles mucho esto de los percebes, hasta que Petronio, comienza a hacer comentarios, de los “tal percebes”, poniéndolos en duda, pero manteniendo las formas, por las circunstancias ya mencionadas.
Alfonsio le rebate sus comentarios, insistiendo que los percebes, son así, que son solo de chupar y que no tienen nada más.
De pronto, a la vez que poco a poco iban dando cuenta, de la poca cuenta que había que dar de las cáscaras de los percebes, observan que los camareros en corrillo, no dejan de mirarlos de reojo y de hacer comentarios de “reorejas”, vamos que estaban cuchicheando. Llegado este momento, a Petronio, que ya le “recorcome” la duda levanta la mano hacia los camareros, y les hace una señal, se acerca un camarero diciendo…..
- ¿Ocurre algo?
Petronio le dice…..
- ¿Son así estos percebes o ya están comidos?
El camarero que ya no pudo contestar, sin contener la risa, tapándose con una mano la boca, retira la vianda con la otra, y se va hacia la cocina.
Volviendo al poco tiempo con una ración de percebes sin estrenar, esta vez de gama alta se supone.
Lo extraño del asunto, es que por un lado el restaurante les cobró la ración y todo lo que tomaran, sin ni siquiera una disculpa, y por otro lado, que Petronio con el resto de los comensales pagaran la cuenta y se fueran con cara de Poker y los del restaurante de rositas como si no hubiera pasado nada.
No quiero ni pensar si esto le ocurre, a Petronio unos años más tarde, sólo o en compañía de otros comensales máxime e inclusive si estos fueran sus amigos, los de Malva.
****************************** ******************
- “ ¡Ahí queda pa’ otro!”.
Cualquiera que, tratando de salvar un batedero, se arrea un sosnavirón contra el cargadero de la puerta. (Heli)
Y ya dejaré a mi primo Angelito en paz. Por eso que si decían que si Albert Einstein había dicho……….
“Que es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Salud.
13. - Y de segundo plato, los percebes que ya fueron de primero. De chupar y poco más
Esta anécdota es un poco rara, espinosa, difícil de contar, y de creer, pero real como la vida misma, le paso a uno de Malva hace muchos años, que aunque me dijo que no importaba que dijera su nombre no lo voy a decir, o si, no se, ya veremos, sobre la marcha.
Partimos de la siguiente situación. Él de Malva, en adelante Petronio, con su mujer casi recién casados, pero no de luna de miel, se encuentran de viaje por Galicia con otro matrimonio, con el que no tenían mucha confianza que digamos, además Petronio hasta entonces, no conocía a la otra mujer, y tampoco es que le hubiera caído muy bien. Al marido de esta otra mujer lo llamaremos Alfonsio.
Se encuentran sentados en una mesa de un restaurante, donde había mucho trajín de platos y bandejas, en definitiva mucho follón, restaurante a tope, han pedido unos percebes.
Un camarero les pone en la mesa un plato de los restos de una suculenta ración que se han comido otros señores.
Comienzan a degustarlos con un poco de reparo, circunspectos unos y otros, no convenciéndoles mucho esto de los percebes, hasta que Petronio, comienza a hacer comentarios, de los “tal percebes”, poniéndolos en duda, pero manteniendo las formas, por las circunstancias ya mencionadas.
Alfonsio le rebate sus comentarios, insistiendo que los percebes, son así, que son solo de chupar y que no tienen nada más.
De pronto, a la vez que poco a poco iban dando cuenta, de la poca cuenta que había que dar de las cáscaras de los percebes, observan que los camareros en corrillo, no dejan de mirarlos de reojo y de hacer comentarios de “reorejas”, vamos que estaban cuchicheando. Llegado este momento, a Petronio, que ya le “recorcome” la duda levanta la mano hacia los camareros, y les hace una señal, se acerca un camarero diciendo…..
- ¿Ocurre algo?
Petronio le dice…..
- ¿Son así estos percebes o ya están comidos?
El camarero que ya no pudo contestar, sin contener la risa, tapándose con una mano la boca, retira la vianda con la otra, y se va hacia la cocina.
Volviendo al poco tiempo con una ración de percebes sin estrenar, esta vez de gama alta se supone.
Lo extraño del asunto, es que por un lado el restaurante les cobró la ración y todo lo que tomaran, sin ni siquiera una disculpa, y por otro lado, que Petronio con el resto de los comensales pagaran la cuenta y se fueran con cara de Poker y los del restaurante de rositas como si no hubiera pasado nada.
No quiero ni pensar si esto le ocurre, a Petronio unos años más tarde, sólo o en compañía de otros comensales máxime e inclusive si estos fueran sus amigos, los de Malva.
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- “ ¡Ahí queda pa’ otro!”.
Cualquiera que, tratando de salvar un batedero, se arrea un sosnavirón contra el cargadero de la puerta. (Heli)
Y ya dejaré a mi primo Angelito en paz. Por eso que si decían que si Albert Einstein había dicho……….
“Que es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Salud.