Réplica de FACEBOOK.
José María García Mateos
Hace 3 minutos ·
Crónicas de una letra minúscula.
16. - El pedo de Quirina, de nuevo con Don Honorio al quite.
Me cuentan que Quirina era una mujer de Malva que tenía la habilidad de tirarse un pedo, cuando le venia en gana, cuando le venía a cuento y cuando quería, vamos que tenía la escopeta siempre cargada, o el muelle flojo, además de utilizar, bien la una o el otro muy a menudo.
Cierto día por la mañana a eso de las nueve, Quirina, estaba en la plaza, a la puerta de mi tía Manuela, mujer de Ursicino, tíos míos, pero más de Miguel y Alfredo, que eran sus abuelos, esperando al coche de línea, el de Cilleros en aquella ocasión, para ir a Zamora. Digo a la puerta, pues era una mañana de Mayo espléndida, cuando el tiempo no acompañaba, la gente no esperaba a la puerta de Manuela, si no dentro, se sentaban en un banco que había a la derecha, o en la escalera que hay de frente. A esas horas Manuela, ya le había dado vuelta y media a la casa, pues era una mujer muy hacendosa.
Ya viviendo en esta casa, Aurelia e Eugenio, llegó un día Pepe el Colorino (tengo que volver sin querer a los apodos, perdonen), era al medio día. Iría a coger el coche de la tarde, pero éste no se quedó en la entrada, entró hasta la cocina, donde estaban comiendo en familia, sentándose en otro escaño, que allí había.
- ¿Si gustas? Le dijeron.
A lo que este no contestó, con el consabido, que aproveche gracias.
Si no que dijo:
- Pues esto es una cosa que si me gusta a mí.
No se que sería, cocido o lo que fuera. Le pusieron un cubierto y un plato y a comer se ha dicho.
Se tenía también por costumbre ir en esos momentos a la plaza, tanto si tenías que ir a Zamora, por ser la hora de salida del coche, como si no tenías que ir, pero necesitabas hacer algún encargo menor, un “mandao”, pidiéndole el favor a alguno de los parroquianos que a la capital se dirigían.
Y volviendo al tema que nos ocupa y preocupa, por allí apareció también Don Honorio que acercándose a Quirina le dijo:
- ¿Vas a Zamora Quirina?
- Pues si, a Zamora voy. ¿Quería algo Don Honorio?
- Si.
- Y tirando éste un buen pedo, le dice.
– ¡Que me lo lleves a Zamora!
Entonces Quirina, ni corta ni perezosa, se tiro otro pedo, pero éste más sonoro y largo, diciéndole:
- Sabe lo que le digo, Don Honorio, que me lleve Usted éste a mi casa que es más grande, y si no puede de una vez, coja una hoz, lo parte por donde quiera y me lo lleva de dos.
****************************** ******************
. – ¡“Tuverás”, vete a ver si es verdad si llueve!..... ¡Cómo sabe que no vamos a ir al Cantábrico!
Dicha por mi abuelo Constantino cuando veía el tiempo (Loly).
En el cuchitril de Pedro, el nieto de Don Leonides el boticario de Malva, también se guardaban pequeñas pertenencias del mismo Pedro, recuerdo aquel fuerte apache llenito de caballos y vaqueros, no pudiendo faltar la carreta con toldo blanco, y al tiro cuatro caballos color crema. Pero no recuerdo ninguna pintada en la pared donde se pudiera leer aquella frase que posiblemente ni dijera Albert Einstein.
“Que es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Salud.
José María García Mateos
Hace 3 minutos ·
Crónicas de una letra minúscula.
16. - El pedo de Quirina, de nuevo con Don Honorio al quite.
Me cuentan que Quirina era una mujer de Malva que tenía la habilidad de tirarse un pedo, cuando le venia en gana, cuando le venía a cuento y cuando quería, vamos que tenía la escopeta siempre cargada, o el muelle flojo, además de utilizar, bien la una o el otro muy a menudo.
Cierto día por la mañana a eso de las nueve, Quirina, estaba en la plaza, a la puerta de mi tía Manuela, mujer de Ursicino, tíos míos, pero más de Miguel y Alfredo, que eran sus abuelos, esperando al coche de línea, el de Cilleros en aquella ocasión, para ir a Zamora. Digo a la puerta, pues era una mañana de Mayo espléndida, cuando el tiempo no acompañaba, la gente no esperaba a la puerta de Manuela, si no dentro, se sentaban en un banco que había a la derecha, o en la escalera que hay de frente. A esas horas Manuela, ya le había dado vuelta y media a la casa, pues era una mujer muy hacendosa.
Ya viviendo en esta casa, Aurelia e Eugenio, llegó un día Pepe el Colorino (tengo que volver sin querer a los apodos, perdonen), era al medio día. Iría a coger el coche de la tarde, pero éste no se quedó en la entrada, entró hasta la cocina, donde estaban comiendo en familia, sentándose en otro escaño, que allí había.
- ¿Si gustas? Le dijeron.
A lo que este no contestó, con el consabido, que aproveche gracias.
Si no que dijo:
- Pues esto es una cosa que si me gusta a mí.
No se que sería, cocido o lo que fuera. Le pusieron un cubierto y un plato y a comer se ha dicho.
Se tenía también por costumbre ir en esos momentos a la plaza, tanto si tenías que ir a Zamora, por ser la hora de salida del coche, como si no tenías que ir, pero necesitabas hacer algún encargo menor, un “mandao”, pidiéndole el favor a alguno de los parroquianos que a la capital se dirigían.
Y volviendo al tema que nos ocupa y preocupa, por allí apareció también Don Honorio que acercándose a Quirina le dijo:
- ¿Vas a Zamora Quirina?
- Pues si, a Zamora voy. ¿Quería algo Don Honorio?
- Si.
- Y tirando éste un buen pedo, le dice.
– ¡Que me lo lleves a Zamora!
Entonces Quirina, ni corta ni perezosa, se tiro otro pedo, pero éste más sonoro y largo, diciéndole:
- Sabe lo que le digo, Don Honorio, que me lleve Usted éste a mi casa que es más grande, y si no puede de una vez, coja una hoz, lo parte por donde quiera y me lo lleva de dos.
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. – ¡“Tuverás”, vete a ver si es verdad si llueve!..... ¡Cómo sabe que no vamos a ir al Cantábrico!
Dicha por mi abuelo Constantino cuando veía el tiempo (Loly).
En el cuchitril de Pedro, el nieto de Don Leonides el boticario de Malva, también se guardaban pequeñas pertenencias del mismo Pedro, recuerdo aquel fuerte apache llenito de caballos y vaqueros, no pudiendo faltar la carreta con toldo blanco, y al tiro cuatro caballos color crema. Pero no recuerdo ninguna pintada en la pared donde se pudiera leer aquella frase que posiblemente ni dijera Albert Einstein.
“Que es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Salud.