Hablando de una ruta por Algodre
Tras un pequeño descenso empalmamos con un transitado camino transversal que desde el pueblo cruza hacia la hondonada de Valzolema, pagos que pertenecen ya a Coreses y a Fresno del la Ribera. Nosotros optamos por la otra mano, pero por pocas decenas de metros. En ese corto tramo topamos con una de los hitos pétreos colocados por la Fundación Ramos de Castro. Cuenta con una inscripción que informa del trazado por allí del denominado Camino de Santiago de Levante. Nos apartamos hacia el oriente por un ramal que sale de unos pocos pasos más allá. Volvemos a transitar por el altiplano, expuestos a todos los vientos. En las sucesivas bifurcaciones a las que lleguemos hemos de tomar siempre el ramal de la izquierda. Así nos encaramos hacia el norte, hasta que cerca ya de las cuestas viramos de nuevo hacia el oriente. Antes de iniciar el descenso, desde el reborde, se nos presentan panorámicas nuevas. A los lejos asoma la torre de la iglesia de Fuentesecas y en frente aparece la localidad de Gallegos del Pan, antes escondida tras una loma.
La bajada es más suave, pero en esta ocasión bastante larga. Tras otro empalme hallamos la fuente del Tapiao, a un lado del camino, un tanto escondida en un ribazo. Su caño se protege con una corta bóveda de ladrillo, a donde vierte produciendo un grato murmullo. El agua se entuba para llenar un largo abrevadero, situado un poco más abajo y de allí, los sobrantes, rebosan hacia la cuenca de una laguna, tantas veces vacía. La dotación del lugar se completa con un asiento, pieza bien de agradecer para gozar de unos momentos de descanso. Se genera con todo un rincón sumamente agradable y cuesta tener que abandonarlo.
Y sigue...
Tras un pequeño descenso empalmamos con un transitado camino transversal que desde el pueblo cruza hacia la hondonada de Valzolema, pagos que pertenecen ya a Coreses y a Fresno del la Ribera. Nosotros optamos por la otra mano, pero por pocas decenas de metros. En ese corto tramo topamos con una de los hitos pétreos colocados por la Fundación Ramos de Castro. Cuenta con una inscripción que informa del trazado por allí del denominado Camino de Santiago de Levante. Nos apartamos hacia el oriente por un ramal que sale de unos pocos pasos más allá. Volvemos a transitar por el altiplano, expuestos a todos los vientos. En las sucesivas bifurcaciones a las que lleguemos hemos de tomar siempre el ramal de la izquierda. Así nos encaramos hacia el norte, hasta que cerca ya de las cuestas viramos de nuevo hacia el oriente. Antes de iniciar el descenso, desde el reborde, se nos presentan panorámicas nuevas. A los lejos asoma la torre de la iglesia de Fuentesecas y en frente aparece la localidad de Gallegos del Pan, antes escondida tras una loma.
La bajada es más suave, pero en esta ocasión bastante larga. Tras otro empalme hallamos la fuente del Tapiao, a un lado del camino, un tanto escondida en un ribazo. Su caño se protege con una corta bóveda de ladrillo, a donde vierte produciendo un grato murmullo. El agua se entuba para llenar un largo abrevadero, situado un poco más abajo y de allí, los sobrantes, rebosan hacia la cuenca de una laguna, tantas veces vacía. La dotación del lugar se completa con un asiento, pieza bien de agradecer para gozar de unos momentos de descanso. Se genera con todo un rincón sumamente agradable y cuesta tener que abandonarlo.
Y sigue...