Y otra de 2012
Andrés Domínguez Cabezón
Mañana, en el día del «Dulce Nombre de María», los vecinos y emigrantes de Malva celebrarán por todo lo alto la festividad de la Stma. Virgen del Tobar, una de las advocaciones marianas más veneradas de la diócesis zamorana y más concretamente de la comarca de Tierra del Pan. El Tobar, junto con el Canto (Toro) y de la Cuesta (Vezdemarbán), constituye la tríada de advocaciones marianas más antiguas y populares del alfoz toresano, como lo demuestra el hecho que las tres cuenten con imágenes de estilo románico de principios del segundo milenio. Por otra parte, las tres constituyen una singular trilogía eucarística, ya que el Canto alude sin duda al Vino, el Tobar al Pan y la Cuesta al Cordero, pues no en vano fue proclamada Patrona de la Mesta por Alfonso X el Sabio.
A pesar de la diáspora que ha afectado a Malva, como a casi todos los lugares del alfoz, los malvariscos experimentan una irresistible atracción para hacerse presentes el día 12 de septiembre en el pueblo donde se hunden sus raíces personales y familiares, aunque en los últimos tiempos el adelanto del curso escolar dificulte a muchas familias permanecer en el pueblo estos días.
Los momentos culminantes de la celebración tienen lugar el día 11 por la tarde, cuando en las solemnes Vísperas se procede al relevo de mayordomos y a la imposición de medallas a los nuevos cofrades. Y sobre todo el día 12 con la celebración de la Eucaristía en la emblemática ermita de la que es titular y donde -como canta su himno compuesto por el insigne poeta Magistral Romero y por el inspirado músico Arabaolaza, maestro de capilla de la Seo zamorana, allá por los años 40- la Señora de Malva «hizo su nido como una paloma» para desde allí «regalar al pueblo los dones divinos». Tras la Eucaristía, la bella imagen es devuelta a hombros de los cofrades hasta la iglesia parroquial a la que fue trasladada hace décadas por motivos de seguridad y donde se venera el resto del año. El acto concluye con el canto de la Salve.
La actual imagen de «La Tobarica», de estilo románico, datada por los expertos en el s. X-XI, fue una de las primeras que se «re-descubrieron» en la década de los 60, tras permanecer «oculta» durante los últimos siglos bajo la camisa de otra imagen de bastidor que habían impuesto las modas y los gustos barrocos y que habían dado lugar a curiosas leyendas. La deteriorada imagen originaria fue arreglada -quizás en exceso- por el restaurador Jesús Mier Menéndez, bajo la dirección del profesor de arte vallisoletano Esteban García Chico. El profesor José Navarro Talegón afirma que «El Tobar» y «La Cuesta» constituyen el dúo de imágenes románicas marianas, en madera, más interesantes de la diócesis zamorana.
«La Tobarica» contó con cofradía desde tiempos inmemoriales y llegó a poseer una hacienda propia nada desdeñable. De hecho con su patrimonio incautado por el Estado colaboró a la creación del Banco de San Carlos -germen del posterior Banco de España- mediante la suscripción de acciones de las que nunca se llegó a cobrar el 3% prometido. Posteriormente, en la Guerra de la Independencia, cuando el ejército napoleónico iba de retirada, con las joyas de la Virgen del Tobar se pagó el impuesto que los franceses exigían a las poblaciones para librarlas del fuego o del degüello. La cofradía se extinguió en momentos y por causas no precisados, refundándose en 1943. El impulsor fue el claretiano P. Teodoro Sanmartín. De aquellos momentos de fervor mariano dejó detallada crónica el entonces diácono malvarisco, hoy casi centenario, D. Manuel Alvarez quien pidió al célebre Magistral Romero y al Maestro de Capilla Gaspar Arabaolaza componer el magnífico Himno de la Virgen del Tobar. Su última estrofa dice así: "Nació en tu regazo, Reina de los cielos/ la piedad profunda de nuestros abuelos. / Por eso sus hijos, tus hijos de ahora/ te aclaman por Reina, por Madre y Señora".
Andrés Domínguez Cabezón
Mañana, en el día del «Dulce Nombre de María», los vecinos y emigrantes de Malva celebrarán por todo lo alto la festividad de la Stma. Virgen del Tobar, una de las advocaciones marianas más veneradas de la diócesis zamorana y más concretamente de la comarca de Tierra del Pan. El Tobar, junto con el Canto (Toro) y de la Cuesta (Vezdemarbán), constituye la tríada de advocaciones marianas más antiguas y populares del alfoz toresano, como lo demuestra el hecho que las tres cuenten con imágenes de estilo románico de principios del segundo milenio. Por otra parte, las tres constituyen una singular trilogía eucarística, ya que el Canto alude sin duda al Vino, el Tobar al Pan y la Cuesta al Cordero, pues no en vano fue proclamada Patrona de la Mesta por Alfonso X el Sabio.
A pesar de la diáspora que ha afectado a Malva, como a casi todos los lugares del alfoz, los malvariscos experimentan una irresistible atracción para hacerse presentes el día 12 de septiembre en el pueblo donde se hunden sus raíces personales y familiares, aunque en los últimos tiempos el adelanto del curso escolar dificulte a muchas familias permanecer en el pueblo estos días.
Los momentos culminantes de la celebración tienen lugar el día 11 por la tarde, cuando en las solemnes Vísperas se procede al relevo de mayordomos y a la imposición de medallas a los nuevos cofrades. Y sobre todo el día 12 con la celebración de la Eucaristía en la emblemática ermita de la que es titular y donde -como canta su himno compuesto por el insigne poeta Magistral Romero y por el inspirado músico Arabaolaza, maestro de capilla de la Seo zamorana, allá por los años 40- la Señora de Malva «hizo su nido como una paloma» para desde allí «regalar al pueblo los dones divinos». Tras la Eucaristía, la bella imagen es devuelta a hombros de los cofrades hasta la iglesia parroquial a la que fue trasladada hace décadas por motivos de seguridad y donde se venera el resto del año. El acto concluye con el canto de la Salve.
La actual imagen de «La Tobarica», de estilo románico, datada por los expertos en el s. X-XI, fue una de las primeras que se «re-descubrieron» en la década de los 60, tras permanecer «oculta» durante los últimos siglos bajo la camisa de otra imagen de bastidor que habían impuesto las modas y los gustos barrocos y que habían dado lugar a curiosas leyendas. La deteriorada imagen originaria fue arreglada -quizás en exceso- por el restaurador Jesús Mier Menéndez, bajo la dirección del profesor de arte vallisoletano Esteban García Chico. El profesor José Navarro Talegón afirma que «El Tobar» y «La Cuesta» constituyen el dúo de imágenes románicas marianas, en madera, más interesantes de la diócesis zamorana.
«La Tobarica» contó con cofradía desde tiempos inmemoriales y llegó a poseer una hacienda propia nada desdeñable. De hecho con su patrimonio incautado por el Estado colaboró a la creación del Banco de San Carlos -germen del posterior Banco de España- mediante la suscripción de acciones de las que nunca se llegó a cobrar el 3% prometido. Posteriormente, en la Guerra de la Independencia, cuando el ejército napoleónico iba de retirada, con las joyas de la Virgen del Tobar se pagó el impuesto que los franceses exigían a las poblaciones para librarlas del fuego o del degüello. La cofradía se extinguió en momentos y por causas no precisados, refundándose en 1943. El impulsor fue el claretiano P. Teodoro Sanmartín. De aquellos momentos de fervor mariano dejó detallada crónica el entonces diácono malvarisco, hoy casi centenario, D. Manuel Alvarez quien pidió al célebre Magistral Romero y al Maestro de Capilla Gaspar Arabaolaza componer el magnífico Himno de la Virgen del Tobar. Su última estrofa dice así: "Nació en tu regazo, Reina de los cielos/ la piedad profunda de nuestros abuelos. / Por eso sus hijos, tus hijos de ahora/ te aclaman por Reina, por Madre y Señora".