Este cuadro está hecho con el recuerdo de cuando era muchacho. Para aquellos interesados esta es la historia:
Sitúese el lector en una noche en la década de los 50. De repente, ante el estupor del pueblo de Malva (Zamora), la torre de la Iglesia de San Juan se desplomó por la fachada que mira hacia el arco. Como resultado, el campanario, sus arcos y cornisas quedaron muy dañados e inestables. Ante la preocupación de un desplome y de los posibles daños que pudiese causar, se consultó a dos señores de la capital zamorana. Estos dos señores estudiaron la demolición llegando a conclusiones muy dispares: uno de ellos sugería hacer un andamio a 50 metros y mucho más alto que la torre para ir desmontándola, mientras que la solución que propuso el segundo fue el disparo de un cañonazo desde fuera del pueblo. Como el lector puede adivinar, el acuerdo fue nulo y no se tomó decisión alguna.
A los pocos días, un pocero que se encontraba trabajando en el pueblo se comprometió a ser él y sus dos hijos los que demolerían la torre a cambio de 18000 pesetas. Dicho y hecho, se aceptó la oferta. Los dos hijos del pocero, trepando cual gatos y no exentos de peligro, fueron capaces de desmontar la torre. Una vez alcanzado la altura actual de la foto, se cesaron las tareas de destrucción de la torre. De esta forma se consiguió desmontar la torre sin lamentar ninguna tragedia.
Sitúese el lector en una noche en la década de los 50. De repente, ante el estupor del pueblo de Malva (Zamora), la torre de la Iglesia de San Juan se desplomó por la fachada que mira hacia el arco. Como resultado, el campanario, sus arcos y cornisas quedaron muy dañados e inestables. Ante la preocupación de un desplome y de los posibles daños que pudiese causar, se consultó a dos señores de la capital zamorana. Estos dos señores estudiaron la demolición llegando a conclusiones muy dispares: uno de ellos sugería hacer un andamio a 50 metros y mucho más alto que la torre para ir desmontándola, mientras que la solución que propuso el segundo fue el disparo de un cañonazo desde fuera del pueblo. Como el lector puede adivinar, el acuerdo fue nulo y no se tomó decisión alguna.
A los pocos días, un pocero que se encontraba trabajando en el pueblo se comprometió a ser él y sus dos hijos los que demolerían la torre a cambio de 18000 pesetas. Dicho y hecho, se aceptó la oferta. Los dos hijos del pocero, trepando cual gatos y no exentos de peligro, fueron capaces de desmontar la torre. Una vez alcanzado la altura actual de la foto, se cesaron las tareas de destrucción de la torre. De esta forma se consiguió desmontar la torre sin lamentar ninguna tragedia.
jam, yo también te doy la bienvenida pero no tengo ni idea de quien eres. Me encanta la reconstrución pictórica y la narrada. Desconocía todo lo que cuentas.