Cuando éramos niños, muchos lo recordaréis, el día de Navidad íbamos a misa a adorar al niño recién nacido. Íbamos en fila, como si fuéramos a comulgar y besábamos la rodilla de la imagen de un niño Jesús pequeñito, que sujetaba D. Apolinar. Después del beso le pasaba un paño blanco impoluto para que el siguiente no se comiera las babas del anterior. Después del beso depositábamos una moneda en una cesta o bandeja, no recuerdo bien.