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MALVA: CRÓNICAS DE UN PUEBLO (Con la puntualización hecha...

CRÓNICAS DE UN PUEBLO (Con la puntualización hecha por Miguel)
No tenía muchas ganas de escribir pero, como tenía por aquí anotada, una anécdota de las de Miguel y ya llevo varios días sin aportar nada, pues aporto una miaja y en paz.
De siempre se ha considerado el golf, un juego de ricos o al menos de nuevos ricos o de pijos. Y eso mismo nos llamaron, a grito pelao, desde un camión de alpacas de paja que pasaba por la carretera, un par de individuos que nos vieron, a Miguel y a mí, intentando meter, muy afanosos, una bola en un hoyo.
Si supieran, los “inorantes” del camión, lo mal que se pasa con estos deportes tan finos. ¡Qué se lo digan a Miguel, lo mal que se pasa, cuando te viene un apretón y te ves rodeado de desconocidos, vestidos de marca! Tal fue una mañana como las de estos días en las que no dejas de echar “humo” por la boca,... cuanto más por el culo.
Al acabar el hoyo 6 del campo de Villarrín, se disponía a salir desde el tee del 7, que linda con una cebada a deshoja. Al ver tan cercana su posibilidad de alivio, más crecía el problema dentro del bandal, de manera que ya no era posible otro remedio, que no fuera tirar de pantalón, para poder salvar una buena ceranda de tripas.
Después de “dropar” una señora majada, lo menos de hierro 3, disimuladamente volvió a su rutina, sin poder quitarle ojo ni a los que venían detrás “aprochando”, ni al desembutido del ciego cular que había soltado junto a la lindera. Cuanto más se acercaban los siguientes golfistas, más humeaba el mojón y más prisa le entraba a Miguel por marchar, ahumando, de allí y hacer bajo par, a poder ser.
No ha sido este el único episodio, de cintura p’abajo, que le ha ocurrido a Miguel, así que, antes de que se me olvide, os lo cuanto y ya está.
Durante su estancia en Benidorm, dónde había acudido con Charo y con su hijo Miguel, a un torneo de fútbol, a media mañana, le vino en gana de hacer lo que otro no puede por él y no se le ocurrió otra cosa que subir a la habitación del hotel donde se alojaban.
Con las prisas, se confundió de planta y al llegar a la que él creía que era su habitación, encontró la puerta abierta porque estaba allí la chica encargada de hacer las habitaciones.
- “ ¿Puedes salir un momento? Que es que tengo una urgencia” Le dijo Miguel.
En cuanto se alivió y pudo enfocar la vista, cayó en la cuenta de que algo no le cuadraba. Nada de lo que había en el baño le sonaba que pudiera pertenecer a Charo. Confirmó sus sospechas cuando vió que en la habitación solo había una cama y él había dormido, la noche anterior en una habitación con dos.
En el pasillo le esperaba, con los brazos en jarras y el ceño fruncido, la señora de limpieza que nada más verlo le preguntó si esa era su habitación.
-“Creo que me he confundido” le contestó Miguel.
-“Claro, pero si cuando iba a entrar a hacer la habitación ha salido un chico joven...”. dijo la señora, alimentando sospechas malsanas.
Terminada su tarea, se bajó donde el resto de padres seguían con atención las evoluciones del torneo. Al cabo de un rato, se pone junto a Miguel uno de ellos, que le comenta como haciendo una gracia:
- ¡Pero qué despistado soy! He tenido que ir al W. C. y creo que me he confundido de habitación porque he entrado en la de otro al que le ha dado el apretón un poco antes que a mí.
Y Miguel sin poder abrir la boca... ¡Menos mal que ya había abierto el culo!.

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