Fin:
Al final, empujamos el coche por una pendiente, con un amable caballero al volante porque yo no me atrevía, y arrancó. Me puse a hacer km. par que se cargase bien la bateria y por fin llegue a mi lugar de trabajo y le dije a la portera: Mire, hoy no voy a firmar, que después del sofocón que me he llevado porque me quedé sin batería, ¡como pera deber encima 2 hs. a la empresa! La mujer me miró y no dijo nada. No sé si ella me apuntaría o no.
Bueno, esta es una crónica de la cotidianeidad imprevista. No es muy divertida pero por lo menos, escribo.
Al final, empujamos el coche por una pendiente, con un amable caballero al volante porque yo no me atrevía, y arrancó. Me puse a hacer km. par que se cargase bien la bateria y por fin llegue a mi lugar de trabajo y le dije a la portera: Mire, hoy no voy a firmar, que después del sofocón que me he llevado porque me quedé sin batería, ¡como pera deber encima 2 hs. a la empresa! La mujer me miró y no dijo nada. No sé si ella me apuntaría o no.
Bueno, esta es una crónica de la cotidianeidad imprevista. No es muy divertida pero por lo menos, escribo.