MALVA: Bueno es que lo del arroyo y sus piedras tienen una...

Tenía que ser bonito cuando existía la Iglesia. Mi padre recuerda bien como era, aunque era jovencito.
La pena es que después se utilizaron las piedras para ponerlas en las aceras. En mi puerta había dos, que no sé qué habrá sido de ellas.

Y para cruzar los regatos. No te acuerdas de lo enormes que eran, que cuando jugabamos podiamos estar hasta tres encima de ellas. Claro que siempre alguno se iba al agua.

Bueno es que lo del arroyo y sus piedras tienen una verdadera historia para nosotros y nuestros juegos. Yo las piedras que más utilizabba eran las de la puerta de la Sra Ezequiela, la madre de Paquita. Tenía que pasar por ellas para ir a casa de Vicenta cuando me mandaba mi madre a comprar algo.