Ahí os mando el responso de San Antonio, que rezaban nuestras madres y abuelas cuando perdían algo (y lo encontraban)
Si buscas milagros, mira;
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
redimense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,
redimense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre,
gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
Dios trino y uno
por los siglos
infinito y alabado.
El mar sosiega su ira,
redimes encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio divino y santo,
para que dignos así
de tus promesas seamos.
Señor, oye mi oración,
pues a ti suplico y llamo,
para que mi súplica a ti llegue
donde halla favor y amparo.
Soberano y eterno Dios
que la súplica votiva
del bienaventurado San Antonio
tu confesor, alegre tu Iglesia
para que siempre sea fortalecida
con los auxilios espirituales
y merezca gozar de los prometimientos
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Si buscas milagros, mira;
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
redimense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
los pobres van remediados,
cuéntenlo los socorridos
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira,
redimense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre,
gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
Dios trino y uno
por los siglos
infinito y alabado.
El mar sosiega su ira,
redimes encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio divino y santo,
para que dignos así
de tus promesas seamos.
Señor, oye mi oración,
pues a ti suplico y llamo,
para que mi súplica a ti llegue
donde halla favor y amparo.
Soberano y eterno Dios
que la súplica votiva
del bienaventurado San Antonio
tu confesor, alegre tu Iglesia
para que siempre sea fortalecida
con los auxilios espirituales
y merezca gozar de los prometimientos
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.