Al rato otro: riiiiiiiiiiiiiin. Un poco más tarde, otro: riiiiiiiiiiiiiin. La gente ya mosqueada preguntaba cuando empezaba el concierto y mi padre les decia:
Tranquilos que el maestro está afinando la guitarra.
Y Bigotes erre que erre: riiiiiiiiiiiiiiiiiin. Al final llegó el alcalde y le dijo a mi padre:
Eugenio, coge a ese, montalo en la furgoneta y marchar de aquí antes de que os den unas hostias.
Tranquilos que el maestro está afinando la guitarra.
Y Bigotes erre que erre: riiiiiiiiiiiiiiiiiin. Al final llegó el alcalde y le dijo a mi padre:
Eugenio, coge a ese, montalo en la furgoneta y marchar de aquí antes de que os den unas hostias.