MORALEJA DEL VINO: «No podemos lavar ni una lechuga»...

«No podemos lavar ni una lechuga»
Preocupación entre los vecinos de Moraleja ante la falta de agua potable que les obliga a usar camiones cisterna

08.06.2013 | 00:42

Los usuarios portan varias garrafas tras llenarlas. Foto S. Ramos
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S. RAMOS ¡Madre mía a lo que hemos llegado...! Así, con esta congoja e incertidumbre se acercaban ayer tarde los ciudadanos de Moraleja del Vino hasta el camión cisterna que transportaba agua potable para abastecer a la población dos días a la semana desde que las últimas analíticas detectaran elementos contaminantes en el agua que procede del pozo de sondeo que suministra a los moralejanos. «Este problema viene de los herbicidas que se utilizan en el campo, este año ha llovido mucho y se han filtrado más fácilmente a los acuíferos. Antes solo utilizábamos el Nitrato de Chile, ahora todo es a producir a producir...», argumentaba indignado otros de los paisanos que cargaba con garrafas de cinco litros para hacer acopio de agua hasta el próximo martes cuando regrese el camión «con agua del Duero con la que podemos cocinar, pues se hace dificilísimo abrir el grifo que salga agua y que no puedas lavar una hoja de lechuga. ¡esto es indignante!».

A primera hora de la tarde comenzaba el camión cisterna el itinerario marcado por los tres puntos claves del pueblo: el polideportivo, la báscula y la plaza donde le esperaba pequeños cargando con botellas en sus bicicletas, parejas jóvenes y mayores aguantando a pulso cántaros y garrafas que cargaban en coche o marchaban con ellas caminando hasta su casa. « ¡Esto seguro que va para rato, y ya veras ahora cuando el calor apriete!», aseguraba otro vecino. Once mil litros de agua potable llegaron ayer hasta Moraleja en el camión fletado por la Diputación Provincial al no poder consumir los ciudadanos el agua del grifo debido a la presencia de fluoruros, cloruros o sodio, elementos que han aparecido en concentraciones superiores a los establecidos por la normativa. Los problemas de suministro de agua potable suponen siempre un trastorno para los vecinos, pero especialmente significativos son los casos de las grandes localidades, como ocurriera en su día con Villaralbo y sucede ahora con Moraleja, rayanas ambas en los dos mil habitantes.

Ahora toca pensar en las soluciones. Una de las ventajas de Moraleja del Vino es que puede ya aprovechar la experiencia de otras localidades que anteriormente han sufrido los problemas de potabilidad del agua, especialmente el cercano Villaralbo o San Marcial. En este último pueblo, después de optar por invertir en un nuevo pozo, resultó que no se había solucionado la potabilidad del agua, con lo cual siguen con el problema después de haber gastado el dinero. Los dirigentes de Villaralbo enfrentaron enseguida el problema, convocando al pueblo para explicar la situación y analizando las posibles alternativas. Las catas que se hicieron para horadar un nuevo pozo dieron resultado negativo, es decir, no se podía asegurar que cogiendo el agua de otro punto esta no fuera a aparecer contaminada. Descartada esta salida, se pensó en reactivar el viejo proyecto de la Junta para traer mediante una tubería el agua depurada desde Zamora capital. Sin embargo, la dichosa crisis económica impide llevar a cabo la inversión millonaria prevista y proyectada, que desde luego habría sido la solución ideal para los pueblos del alfoz de Zamora.

Estar sin agua potable no es una situación que se pueda demorar durante años, y por eso Villaralbo tuvo que estudiar otras opciones, que pasaban necesariamente por la depuradora; hasta que recientemente se inauguró una de ósmosis inversa. En Moraleja se han podido ahorrar todos estos pasos previos y, según apunta el alcalde en el bando municipal se está tramitando la instalación de una planta potabilizadora similar con varios filtros para conseguir una óptima depuración del agua

En cualquier caso, parece necesario que las administraciones, desde la estatal a la Junta y la Diputación, elaboren un plan de respuesta ante los problemas de potabilidad del agua que sufren los municipios. Como fichas de dominó, los pueblos sin agua potable van cayendo inexorablemente, uno tras otro, bien sea por la influencia de los abonos y productos químicos utilizados en la agricultura, bien por el listón cada vez más alto en las exigencias de potabilidad del líquido. Y es el ayuntamiento correspondiente quien tiene que buscarse la vida para arreglar el problema, con la sola ayuda de la Diputación que proporciona el agua a través de los camiones cisterna y un bajo coste y la que de momento está apoyando la construcción de nuevos pozos y depuradoras