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MORALES DEL VINO: Alicia José Nefzi afronta su tercera legislatura como...

Alicia José Nefzi afronta su tercera legislatura como alcaldesa en la localidad benaventana de La Torre del Valle. Belén Moreno cumple su tercer año como concejal en el Ayuntamiento de Morales del Vino. Las dos tienen una cosa en común: padecen discapacidad y están en silla de ruedas. ¿Les impide esta circunstancia ejercer su tarea política diaria? Sí, pero no. Las barreras arquitectónicas de los Consistorios y otras instalaciones municipales son su caballo de batalla cotidiano. Pero, «para gobernar, no hace falta correr».

La frase la asume asume la propia Alicia, pero quien la hizo popular el pasado mes de abril fue Jesús Raga, un joven de 34 años que se ha convertido en el primer tetrapléjico del país en ejercer como alcalde. Lo hace en Bonrèpos i Mirambell, una localidad de la Comunidad Valenciana de algo más de 3.000 habitantes. Su parálisis le ha cerrado puertas en la vida, pero su ejemplo emblemático le ha abierto muchas más.

Tanto para Alicia como para Belén, Raga es ejemplo de que «la cabeza es lo que importa» como el propio munícipe defiende. Detrás de esa idea fuerza que les mueve a levantarse cada día, hay un diario repleto de sinsabores, proporcional a las barreras arquitectónicas que han de superar en su quehacer cotidiano, principal escollo para ejercer en política.

En su caso, la alcaldesa de La Torre del Valle recuerda la queja pública expresada por su colega socialista Rosa Muñoz, quien apuntó que en la provincia la mayor parte de las dependencias de los ayuntamientos se encuentran en el segundo piso del consistorio. Con una retahíla variable de escaleras de por medio. En La Torre, su regidora decidió instalar una rampa exterior, porque «el ascensor y su mantenimiento le hubiera costado mucho dinero a los vecinos». Sin embargo, Nefzi reivindica que «es necesario que las personas que mandan padezcan discapacidad para que se tomen medidas reales».

La reflexión la comparte Belén Moreno, quien no gobierna, sino que forma parte de la oposición. «En el Ayuntamiento de Morales del Vino, las oficinas están en la segunda planta», asevera. «Cada vez que necesito revisar una documentación o realizar cualquier tipo de gestión, el personal del Ayuntamiento me tiene que bajar los papeles a la planta baja», se queja. A pesar de que existe una lenta pero real concienciación de suprimir las barreras en los edificios, Nefzi apunta que «ni siquiera los arquitectos incluyen en los proyectos este medidas para que no haya barreras».

Peldaños y escaleras aparte, alcaldesa y concejal creen que el vehículo sirve para superar el resto de problemas. El propio, claro, porque «el transporte público no lo podemos utilizar porque no está adaptado», señalan. Alicia Nefzi añade que «gracias a Dios, tengo la suerte de tener vehículo propio que me permite moverme y viajar», una tarea fundamental para acudir a instituciones de superior rango.

Su discapacidad la suplen con otras bazas: la ilusión, la vocación y las ganas de hacer política. Otra vez como el caso de Jesús Raga. Porque saben que aún queda mucho tiempo para que las personas con discapacidad se encuentren ante la autopista urbana de la que disfruta el resto de la sociedad. Si acaso, Belén Moreno plantea un reto a los ciudadanos, que cualquier ciudadano pruebe a recorrer la ciudad en silla de ruedas. Comprenderán la dificultad que supone, añadida a la de gobernar un municipio.