No sin mi tractor
Un zamorano de 79 años denuncia trabas administrativas para poder sacarse el carnet y conducir en un radio de 20 kilómetros alrededor de su pueblo
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José María Enríquez Mateos, con el tractor que no puede conducir, en la nave de su pueblo.
Foto
JUDIT CALVO
« ¿Cómo que soy mayor para sacarme el carnet?, aunque lo apruebe hoy y me muera mañana, pero quiero poder conducir mi tractor por los caminos del pueblo», así de contundente se muestra el zamorano José María Enríquez, que ha removido cielo y tierra para conseguir la ansiada autorización, de momento, sin éxito.
Después de toda una vida, «lo reconozco, sin el carnet de conducir que a causa del duro trabajo en el campo para alimentar a la familia no me lo pude sacar», el pasado 21 de octubre, la Guardia Civil dio el alto a este agricultor jubilado por un camino de su localidad, Muelas del Pan, y formalizó la correspondiente diligencia por que el conductor no estaba en posesión del correspondiente permiso.
Desde ese momento, el empeño de José María por conducir le llevó directamente a la Jefatura Provincial de Tráfico, donde «le plantee la situación a la funcionaria, que me dijo que para qué quería yo sacarme el carnet, que yo ya era mayor para eso». Sin perder la esperanza y con la ilusión de volver a ver las tierras desde su tractor, su siguiente destino fue una autoescuela de la capital, donde le dejaron prestado un código de circulación, «luego me puse en contacto con la editorial para comprar uno igual y me dijeron que eso era solo para profesionales, por lo que me dirigí a la oficina del consumidor del Ministerio del Interior sintiéndome engañado, y me contestaron que lo que tenía que hacer era pasar por una autoescuela, así que me quedé en una entrada sin salida», se lamenta el zamorano. Eso sí, con el examen psicotécnico aprobado «sin ningún problema», señala.
José María se define como «un hombre de campo», que pide una licencia con la que pueda pilotar su tractor «solo en un radio de 20 kilómetros a la redonda de mi pueblo, ya que tengo la experiencia de 32 años a la espalda y nunca he cometido ningún atropello ni accidente, tengo serenidad y la cabeza en su sitio», asegura mientras quita las mantas que protegen su tractor, parado y encerrado en la nave desde aquel día de octubre, que para José María queda tan lejos.
«Me están llevando poco a poco a la eutanasia sin pedirla, a una cadena perpetua o pena de muerte sin merecerla, porque yo necesito conducir para salir al campo por motivos de salud, desde el momento que me prohibieron conducir estoy sufriendo problemas de estrés y ansiedad», se lamenta el jubilado, que el próximo mes de mayo cumple 80 años.
La resignación no cabe en el vocabulario de José María, que está dispuesto a todo para sentir de nuevo el volante de su vehículo entre las manos, incluso a «salir al extranjero y sacarme allí en carnet, porque yo así no puedo vivir».
Ante lo que él considera una situación «injusta», no duda en apelar a la clase política «que ahora está en campaña electoral, que aprovechen para hacer cosas constructivas».
Con seis años de vida y 800 horas de funcionamiento, el tractor de José María está ahora cubierto por una capa de polvo, y no de circular por los caminos y las tierras del entorno, «aquí está, a resguardo y sin uso, cuando yo me lo compré solo para salir al campo, para nada más, porque yo ya estaba jubilado cuando me decidí a tener un tractor nuevo», comenta.
Precediendo el paso de este conductor, ahora frustado, ha ondeado siempre la bandera nacional, a la que se encomienda para reclamar lo que quiere «por las buenas, sin pasar por encima de nadie, pero sin permitir tampoco que se rían de mi», sostiene con enfado. «Soy español, quiero a España y tengo los mismos derechos que cualquier otro ciudadano de este país, al que no le prohíben sacarse el carnet», se expresa José María, que se queja de que «luego le den el permiso a gente que no sabe ni leer o que ve poco, y a mí, que estoy en buenas condiciones y nunca he tenido ningún incidente, me ponen trabas por todos los lados».
Para ser conductor de primera, José María necesita que una autoescuela le examine y certifique que es apto para dirigir un vehículo. En ello está y no va a parar hasta que consiga «volver a pasear con mi tractor, que para eso me lo compré».
Un zamorano de 79 años denuncia trabas administrativas para poder sacarse el carnet y conducir en un radio de 20 kilómetros alrededor de su pueblo
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José María Enríquez Mateos, con el tractor que no puede conducir, en la nave de su pueblo.
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JUDIT CALVO
« ¿Cómo que soy mayor para sacarme el carnet?, aunque lo apruebe hoy y me muera mañana, pero quiero poder conducir mi tractor por los caminos del pueblo», así de contundente se muestra el zamorano José María Enríquez, que ha removido cielo y tierra para conseguir la ansiada autorización, de momento, sin éxito.
Después de toda una vida, «lo reconozco, sin el carnet de conducir que a causa del duro trabajo en el campo para alimentar a la familia no me lo pude sacar», el pasado 21 de octubre, la Guardia Civil dio el alto a este agricultor jubilado por un camino de su localidad, Muelas del Pan, y formalizó la correspondiente diligencia por que el conductor no estaba en posesión del correspondiente permiso.
Desde ese momento, el empeño de José María por conducir le llevó directamente a la Jefatura Provincial de Tráfico, donde «le plantee la situación a la funcionaria, que me dijo que para qué quería yo sacarme el carnet, que yo ya era mayor para eso». Sin perder la esperanza y con la ilusión de volver a ver las tierras desde su tractor, su siguiente destino fue una autoescuela de la capital, donde le dejaron prestado un código de circulación, «luego me puse en contacto con la editorial para comprar uno igual y me dijeron que eso era solo para profesionales, por lo que me dirigí a la oficina del consumidor del Ministerio del Interior sintiéndome engañado, y me contestaron que lo que tenía que hacer era pasar por una autoescuela, así que me quedé en una entrada sin salida», se lamenta el zamorano. Eso sí, con el examen psicotécnico aprobado «sin ningún problema», señala.
José María se define como «un hombre de campo», que pide una licencia con la que pueda pilotar su tractor «solo en un radio de 20 kilómetros a la redonda de mi pueblo, ya que tengo la experiencia de 32 años a la espalda y nunca he cometido ningún atropello ni accidente, tengo serenidad y la cabeza en su sitio», asegura mientras quita las mantas que protegen su tractor, parado y encerrado en la nave desde aquel día de octubre, que para José María queda tan lejos.
«Me están llevando poco a poco a la eutanasia sin pedirla, a una cadena perpetua o pena de muerte sin merecerla, porque yo necesito conducir para salir al campo por motivos de salud, desde el momento que me prohibieron conducir estoy sufriendo problemas de estrés y ansiedad», se lamenta el jubilado, que el próximo mes de mayo cumple 80 años.
La resignación no cabe en el vocabulario de José María, que está dispuesto a todo para sentir de nuevo el volante de su vehículo entre las manos, incluso a «salir al extranjero y sacarme allí en carnet, porque yo así no puedo vivir».
Ante lo que él considera una situación «injusta», no duda en apelar a la clase política «que ahora está en campaña electoral, que aprovechen para hacer cosas constructivas».
Con seis años de vida y 800 horas de funcionamiento, el tractor de José María está ahora cubierto por una capa de polvo, y no de circular por los caminos y las tierras del entorno, «aquí está, a resguardo y sin uso, cuando yo me lo compré solo para salir al campo, para nada más, porque yo ya estaba jubilado cuando me decidí a tener un tractor nuevo», comenta.
Precediendo el paso de este conductor, ahora frustado, ha ondeado siempre la bandera nacional, a la que se encomienda para reclamar lo que quiere «por las buenas, sin pasar por encima de nadie, pero sin permitir tampoco que se rían de mi», sostiene con enfado. «Soy español, quiero a España y tengo los mismos derechos que cualquier otro ciudadano de este país, al que no le prohíben sacarse el carnet», se expresa José María, que se queja de que «luego le den el permiso a gente que no sabe ni leer o que ve poco, y a mí, que estoy en buenas condiciones y nunca he tenido ningún incidente, me ponen trabas por todos los lados».
Para ser conductor de primera, José María necesita que una autoescuela le examine y certifique que es apto para dirigir un vehículo. En ello está y no va a parar hasta que consiga «volver a pasear con mi tractor, que para eso me lo compré».