Leyendo vuestros comentarios, no he podido menos que animarme a hacer un pequeño homenaje a nuestros mayores, a los que de una manero u otra, nos marcaron en nuestra infancia.
Recuerdo cuando de pequeño llegabamos de Bilbao en aquellos autobuses, que más parecian carros, y una vez en Padornelo, aquello era el paraiso.
Lo primero las visitas, la tía Sofía, la tía Aurora, Tio Fernando y la tia Patro, las paradas con todos aquellos que año tras año volviamos al pueblo de nuestros mayores.
Siempre una bienvenida, un abrazo y, como no, un trozo de chorizo de la última matanza.
El café de puchero de la Tia Sofia, siempre me resultó agradable.
Recuerdo las meriendas en la Portilla, todos juntos con la merienda, los juegos de antaño y las vivencias escuchadas de la voz que las habia sufrido y disfrutado.
No puedo dejar de recordar, me lo vais a permitir, muy especialmente a mi abuelo ERASMO, con el cual conviví toda mi infancia y al que llevo siempre conmigo en mi recuerdo.
Un saludo a todos.
Recuerdo cuando de pequeño llegabamos de Bilbao en aquellos autobuses, que más parecian carros, y una vez en Padornelo, aquello era el paraiso.
Lo primero las visitas, la tía Sofía, la tía Aurora, Tio Fernando y la tia Patro, las paradas con todos aquellos que año tras año volviamos al pueblo de nuestros mayores.
Siempre una bienvenida, un abrazo y, como no, un trozo de chorizo de la última matanza.
El café de puchero de la Tia Sofia, siempre me resultó agradable.
Recuerdo las meriendas en la Portilla, todos juntos con la merienda, los juegos de antaño y las vivencias escuchadas de la voz que las habia sufrido y disfrutado.
No puedo dejar de recordar, me lo vais a permitir, muy especialmente a mi abuelo ERASMO, con el cual conviví toda mi infancia y al que llevo siempre conmigo en mi recuerdo.
Un saludo a todos.