Padornelo, anclado a 1300 metros de altitud, a sus dos lados, se alzaron paredes montañosas que alcanzan 1800 metros de altura, y por ellas descienden innumerables robles, abedules, uces, piornos, cinturones de piedras y fuentes.
La intervención del hombre se reducía a pequeñas casas de piedra y madera, insignificante en medio de la inmensidad del paisaje.
Es un pueblo para ver, oler y oír, dar un paseo montado a caballo, sobre cuyas lomas podrá descubrir, como están sembradas las 7 montañas y todos los secretos que se esconden tras las laderas. Pasar del centro de la urbe a la sierra de Padornelo, supone de 2 a 10 horas, para retroceder en el tiempo 800 años, bajo esos mantos, en la tierra de nuestros antepasados, siguen hundidas nuestras raíces, y nuestros recuerdos permanecen en el lugar en que se generaron.
La intervención del hombre se reducía a pequeñas casas de piedra y madera, insignificante en medio de la inmensidad del paisaje.
Es un pueblo para ver, oler y oír, dar un paseo montado a caballo, sobre cuyas lomas podrá descubrir, como están sembradas las 7 montañas y todos los secretos que se esconden tras las laderas. Pasar del centro de la urbe a la sierra de Padornelo, supone de 2 a 10 horas, para retroceder en el tiempo 800 años, bajo esos mantos, en la tierra de nuestros antepasados, siguen hundidas nuestras raíces, y nuestros recuerdos permanecen en el lugar en que se generaron.