Uy Mónica, claro que me acuerdo de la Chispa de la tía Teresa. Qué paciencia tenía esa perra con los niños. Un verano parió a sus cachorros bajo el suelo de la escuela vieja (que aun estaba sin arreglar) y recuerdo de meternos allí debajo para sacarlos y jugar con ellos. Y la Chispa, que no dejaba acercarse a nadie, tan tranquila.
Los veranos en el pueblo eran una gozada. No teníamos playa como los de "Verano Azul" pero teníamos animales, naturaleza ¡e historias de lobos!
Los veranos en el pueblo eran una gozada. No teníamos playa como los de "Verano Azul" pero teníamos animales, naturaleza ¡e historias de lobos!