SIlvia, te pongo en conocimiento que no soy tan mayor para que no me recuerdes. Más de una vez estuviste por esos montes de Padornelo de la mano de Carmen y de mi mano, con la espalda roja del sol y el viento de la sierra. Al llegsr a casa de tu abuela Patro te poniamos crema para que no te quemaras. De todos modos era Nuria la que más estaba con nosotros, ella y mo sobrino Ramón. He visto que se ha animado a escribir Socorro. Recuerdo cuando eramos pequeñas y no se que le habia pasado en la pierna y estaba todo el día en la galeria que habia encima del bar pintando cosas Y lo hacia muy bien. También recuerdo que ensayabamos juntas las canciones que nos hacia cantar en misa la maestra huy he tenido un bajón de memoria ¿cómo se llamaba la maestra?, la última, sì, aquellla con la que subimos la cruz hasta arriba del monte. Me ha dado muy mal royo el cementerio, esos lugares mejor no verlos nunca. De todos modos recuerdo un episodio que me ocurrió allí por hacerme la valiente. Os cuento: Era un día de invierno de aquellos que por la noche está todo helado, aposté con ROSY que no entrabamos al cementerio por la noche. Yo por no quedar mal al oscurecer allí que me fuí cuando esstaba dentro fué cuando pensé realmente lo que estaba haciendo y entonces me entró tal pánico que me puse a correr y se me quedó la chaqueta agarrada de una cruz, yo pensaba ya ha salido un muerto y me ha cojido por molestar, conseguí soltarme pero en aquel silencio oia un ruido, así como crujir o como si alguien viniera detrás, yo pensé ya está el muerto que no se da por vencido y me quiere cojer como sea. Salí corriendo, no se aún como y al dejar ek cementerio me di cuenta de que eran mis pantalones helados por abajo los que hacian ese ruido, de todos modos jamás cvolví a entrar allí denoche ye incluso habia veces que pòr el día al recordarlo tampoco queria ir.