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Edificio bonito dedicado al comercio en la calle principal.
Las modestas flores y sin cuidado alguno también encuentran terreno favorable para desarrollarse y adornar con sus colores los lugares más recónditos.
Si nadie lo remedia, no tardando mucho, lo poco que va quedando de lo que fue la construcción tradicional de este pueblo acabará desapareciendo.
Los balcones y galerías de madera son muy comunes en este pueblo, contribuyendo, en combinación, con la piedra a dar una fisonomía muy característica a las construcciones de la localidad.
El color de la piedra y el barro de estas antigua construcciones, además de ser bello, contrasta con el verde de la exuberante vegetación del lugar.
Alta torre en elevado lugar desde donde otear el horizonte y desde donde los tañidos de la campana del reloj se extiende con nitidez a gran distancia.
Curioso museo de gigantes y cabezudos que alegraban las calles en las fiestas de nuestra niñez e infundían temor en los pequeños menos atrevidos. Todavía, en este y otros pueblos, llegadas las fiestas estos personajes salen para dar vistosidad y alegría.
Agua fresca y generosa, que lo mismo aplaca la sed que refresca a los veraneantes en el rio. Su abundancia permite el riego de los todavía numerosos huertos que la población existen y en los que se cosechan prácticamente todos los productos de la huerta.
Fortaleza renacentista que después de años de abandonado ha sido restaurada y recuperada como centro cultural de la localidad y comarca.
Castillo que perteneció a la familia nobiliaria de los Pimentel, condes de Benavente. Desde esta atalaya renacentista gobernaban sus dominios extendidos por Sanabria.
El pueblo está como un pincel,; no me extraña sea considerado uno de ellos los pueblos más bonitos de España.
El recorrido de ciclista y motoristas por esta carretera que une Bragança con Puebla de Sanabria es muy habitual por deportistas portugueses, sobre todo los domingos y festivos. Suben hasta Puebla por la mañana, toman algo en alguno de sus establecimientos y regresan a comer a casa.
A pesar de los rigores invernales, la tierra es generosa, con el esfuerzo humano y la abundancia de agua, permite el cultivo de muchos y variados productos.
No hay misa todos los domingos, no hay citas suficientes para decir misa en la totalidad de los pueblos.
alpabardos
Por qué os llamáis alpabardos