Una humilde caseta asiste al parto de la diosa Gea (La Tierra) que rompe aguas sin cesar en este oasis rodeado de una inmensa estepa.
Dos generosos pezones han amamantado durante siglos a infinidad de pradeños, visitantes y caminantes.
Quienes mamamos durante tanto tiempo en nuestro hermoso Caño, no debemos olvidar que ahora apenas gotea.
Restablezcamos el flujo y hagámoslo ¿ya!.
Un saludo, Toño.
Dos generosos pezones han amamantado durante siglos a infinidad de pradeños, visitantes y caminantes.
Quienes mamamos durante tanto tiempo en nuestro hermoso Caño, no debemos olvidar que ahora apenas gotea.
Restablezcamos el flujo y hagámoslo ¿ya!.
Un saludo, Toño.