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PRADO: PRADO, UN MUNDO POR DESCUBRIR - II...

PRADO, UN MUNDO POR DESCUBRIR - II

LAS TUBERÍAS
Desde la humilde caseta que asiste al parto de la diosa Gea (La Tierra) donde rompe aguas sin cesar en este oasis rodeado de una inmensa estepa. Desde nuestro generoso manantial del Caño, partía antiguamente una tubería de cerámica hasta los dos hermosos pezones que han amamantado durante siglos a infinidad de pradeños, visitantes y caminantes.
La citada tubería de cerámica, al estar fabricada con arcilla y de una forma natural, era mucho más saludable que la actual. Se fabricó en Palencia capital, pues el resto que aún se conserva de cerámica lleva un sello que la documenta. Este resto, por supuesto, es parte de nuestra historia.
Conviene saber también que, la primera tubería que conduce el agua, desde el manantial artesano hasta el primitivo depósito y desde aquí constituye parte de la tubería general de abastecimiento del pueblo, es de uralita. Se colocó a comienzos de los sesenta. Parte de esa tubería general no se ha sustituido, está en uso permanente y, por lo tanto, al estar compuesta de amianto, tiene su riesgo para la salud, pues a veces se manipula cuando hay una fuga de agua. Es preocupante y debería de sustituirse.
Por cierto, ¿Quién se inventó eso de Caño “Viejo”, habiendo uno solo?

CALLES
La actual calle don Amancio Tomé se llamaba anteriormente calle “REAL”. Ahora se denomina así porque está dedicada al, en otros tiempos, ilustre Director General de Prisiones, por su influencia en patrocinar la perforación del desaparecido Pozo Artesiano (ubicado en el sitio donde en la actualidad se encuentra una báscula desahuciada), el arreglo de dicha calle y facilitar el trabajo a algunos pradeños en prisiones, entre otras cosas.
Sin embargo, la calle donde vivió, en muy escasas y breves ocasiones, pues no era natural de Prado, la denominada calle “Las Bodegas”, no recibe su nombre. Una sencilla placa de granito (la necesidad de entonces se comió una “H”) testifica el domicilio exacto donde pasó sus días en Prado.
Hablando de calles, la calle La Flor se llamó anteriormente calle La Manzana. Este dato y el de la calle Real nos lo facilitó la señora Evangelina que, como sabéis, tiene unos conocimientos sobre el pueblo que podíamos denominarlos “enciclopédicos”. Gracias, señora.

TIEMPO Y ESPACIO
Algunas personas aún recuerdan que, estando en el campo, donde se pasaban muchísimas más horas que en la actualidad, al no existir la maquinaria actual y cultivarse mucho viñedo, para saber cuándo era mediodía tan solo tenían que mirar, siempre que estuvieran a su vista, la torre de la iglesia o la pared de la capilla trasera. Si a última hora de la mañana el muro trasero de la iglesia se cubría totalmente de sombra o la parte frontal de la torre aparecía totalmente iluminada, era mediodía, las doce horas solares. Esto se reafirmaba con el tañido del Ángelus.
La orientación este-oeste de nuestra iglesia es de una precisión increíble. Cuando suceden los equinoccios de primavera y verano, al atardecer, cuando todavía penetran los rayos solares por la ventana del coro, superando por la mínima el frontón, la luz se refleja interiormente en el pasillo central buscando el sagrario. La luz se manifiesta totalmente paralela a los muros laterales del interior. Como ya sabemos, los equinoccios acontecen los veintiuno de marzo y de septiembre, y se puede apreciar también el fenómeno un par de días antes y después.
Un saludo. Toño