Durante el siglo xiv, la villa fue propiedad de Juan Alfonso de Alburquerque, del conde Fernando de Castro o de Alvar Vázquez de Losada, entre otras personalidades de la época. Alvar Vázquez, de la
familia noble local de los Losada, recibió esta villa, su alfoz y la Carballeda en una donación efectuada por Juan I y que recibió en régimen de mayorazgo.