A mediados del s. XV, tras extinguirse las dos líneas principales de la
familia Losada (sólo subsistió la rama de los señores de Rionegro), los Pimentel adquirieron por donación regia la otra mitad de Puebla. Años después, los Reyes Católicos devolvieron a los Losada su mitad de la villa, motivo por el que Rodrigo Alonso de Pimentel tuvo que permutar esa propiedad a doña Leonor de Melgar, viuda de don Diego de Losada, por la hacienda que tenía en Montamarta (1489).