Hace unos años -juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver...- Quiruelas era en verano, para los ociosos que no teníamos que madrugar, una trilogía: río, bodega y berbena.(Omito adrede los animados bares de entonces, por ser similares en todas partes, con sus matices, lo que cambia es el cliente y la compañía) Las bodegas. Daba igual que fuesen chuletas que sardinas a la brasa, latas en conserva, chorizo, jamón o cacahuetes; todo regado con el vino iba haciendo su camino, acompañado de charlas, ... (ver texto completo)