En el pasado siglo XX, al menos en su primer tercio, el tratamiento habitual para las personas de cierta edad era de Tío/Tía o Tió/Tiá. Llegaron unos maestros, el célebre Don Bienvenido y su mujer Doña Concepción, (¿de la Carballeda?) y fueron cambiando la inveterada costumbre, que costaría lo suyo por su gran arraigo. Aún hoy, al recordar a ciertos antepasados, a algunos les cuadra de molde el Tío. Voy a dar un botón de muestra: de niños nos servía la baraja de divertido juego, sobre todo en invierno, y útil para familiarizarnos con los números. A veces al que perdía se le "daban las bazas", consistente en darle palmadas sobre su espalda al tiempo que se recitaba lo de "rey, rey mando/¡arriba España!(perdón)/ tirando cohetes/ con una caña..." Conocí una quiruelina modalidad: " 1, 2 y 3 ¡Viva Andrés Cacaués!/ 1, 2, 3 y 4 ¡Viva Chicho Curacho!/ 1, 2...y 5 ¡Viva el Tió-Pinto!/ 1, 2...y 6 ¡Viva Esmeraldo Diez!/ 1, 2...y 7 ¡Viva Cachete!/ 1, 2...y 8 ¡Viva el Tío Mocho!...