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Menos mal que ya se nos está volviendo a ver el pelo por el foro después del castigo que nos impuso la juez de Toro. Y encima tenía que ser paisana... Me alegro por poder continuar con nuestras cosas.
“el fito”, con referencia a los adobes del 40, me refiero a que la adobera o molde medía 40 cm. De longitud y eran muy pesados. De ahí el dicho: eres un adobe... También había adobes más pequeños y adoberas donde se hacían 2 adobes juntos. Es decir, que había adoberas de distintas medidas. Recuerdo que de pequeño ayudaba a pisar el barro. No mucho porque era el menor de 4 hermanos y con 12 años marché del pueblo a estudiar a Barcelona. Era una gozada poder meter los zancajos en el barro y llevarlo hasta la adobera. Se introducía el barro en el molde y se apretaba con los nudillos de las manos, luego se pasaba una tabla como rasero y se tiraba de la adobera que estaba provista de unos soportes salientes de la misma madera. Allí quedaban ordenadamente tumbados los adobes sobre la pradera para secarse al sol y cuando se habían oreaban un poco se les daba la vuelta para facilitar su total secado. Pasado este proceso, ya estaban listos para construir paredes. Lástima que no dispongo de mucha información de costumbres y faenas del pueblo por los motivos antes expuestos, aunque intento documentarme a través de familiares. Sin duda que habrá mucha gente que sabe infinidad de historias y costumbres antiguas que se podrían colgar en este foro para conocimiento de todos. Emilio (€1000io).
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“el fito”, con referencia a los adobes del 40, me refiero a que la adobera o molde medía 40 cm. De longitud y eran muy pesados. De ahí el dicho: eres un adobe... También había adobes más pequeños y adoberas donde se hacían 2 adobes juntos. Es decir, que había adoberas de distintas medidas. Recuerdo que de pequeño ayudaba a pisar el barro. No mucho porque era el menor de 4 hermanos y con 12 años marché del pueblo a estudiar a Barcelona. Era una gozada poder meter los zancajos en el barro y llevarlo hasta la adobera. Se introducía el barro en el molde y se apretaba con los nudillos de las manos, luego se pasaba una tabla como rasero y se tiraba de la adobera que estaba provista de unos soportes salientes de la misma madera. Allí quedaban ordenadamente tumbados los adobes sobre la pradera para secarse al sol y cuando se habían oreaban un poco se les daba la vuelta para facilitar su total secado. Pasado este proceso, ya estaban listos para construir paredes. Lástima que no dispongo de mucha información de costumbres y faenas del pueblo por los motivos antes expuestos, aunque intento documentarme a través de familiares. Sin duda que habrá mucha gente que sabe infinidad de historias y costumbres antiguas que se podrían colgar en este foro para conocimiento de todos. Emilio (€1000io).
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