LLEGA EL VERANO
Es satisfactorio comprobar cómo con la llegada del verano cambia el panorama y aspecto de nuestros pueblos. De la tranquilidad y el silencio, se pasa al bullicio y al jolgorio. Vuelven a sus raíces los hijos y nietos del pueblo. Con su presencia las calles se llenan de gente, de coches, de alegría... Se reencuentran las familias, los amigos, los paisanos... En muchos casos se aprovecha para pasar la Fiesta Mayor del propio pueblo o del vecino. Abundan los actos populares, las charangas, los juegos, la misa solemne de Fiesta Mayor, el vermut con los amigos y familiares, las comilonas, las partidas de cartas en el bar, los baños en el río Tera, el baile en la plaza del pueblo amenizado por orquestas y grupos musicales, etc. Se aprovecha para poner a punto las casas con pequeñas restauraciones que quedaron pendientes el año anterior. Y también para probar las ricas sopas de ajo, los huevos fritos, el chorizo, jamón y quesos de la tierra, sin olvidar la tortilla de patatas, los cangrejos, el pulpo y el trago de vino en la bodega. Cuántas pequeñas cosas disfrutamos los zamoranos. Son la esencia de la vida, el reencuentro, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras raíces, nuestras propias cosas... Es imposible renunciar a ellas. Ojalá las podamos disfrutar por muchos años. Feliz estancia a todos. Emilio (€1000io).
Es satisfactorio comprobar cómo con la llegada del verano cambia el panorama y aspecto de nuestros pueblos. De la tranquilidad y el silencio, se pasa al bullicio y al jolgorio. Vuelven a sus raíces los hijos y nietos del pueblo. Con su presencia las calles se llenan de gente, de coches, de alegría... Se reencuentran las familias, los amigos, los paisanos... En muchos casos se aprovecha para pasar la Fiesta Mayor del propio pueblo o del vecino. Abundan los actos populares, las charangas, los juegos, la misa solemne de Fiesta Mayor, el vermut con los amigos y familiares, las comilonas, las partidas de cartas en el bar, los baños en el río Tera, el baile en la plaza del pueblo amenizado por orquestas y grupos musicales, etc. Se aprovecha para poner a punto las casas con pequeñas restauraciones que quedaron pendientes el año anterior. Y también para probar las ricas sopas de ajo, los huevos fritos, el chorizo, jamón y quesos de la tierra, sin olvidar la tortilla de patatas, los cangrejos, el pulpo y el trago de vino en la bodega. Cuántas pequeñas cosas disfrutamos los zamoranos. Son la esencia de la vida, el reencuentro, nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras raíces, nuestras propias cosas... Es imposible renunciar a ellas. Ojalá las podamos disfrutar por muchos años. Feliz estancia a todos. Emilio (€1000io).