Nuestro angosto puente no es demasiado antiguo y soporta escaso tráfico. No tendrá el pobre ni un siglo.Me suena haber escuchado a los viejos que de los tiempos de la gripe "española" de 1918 (asoló Europa causando más víctimas que las trincheras de la 1ª Guerra Mundial): "estabas en el campo y encordaban las campanas. ¿Quién será esta vez?. El tío-Tal, la tía-Cual, frecuentemente niños". Se pagaba, no recuerdo ya si a una o a dos pesetas, cada carro lleno de piedras que los vecinos de la comarca portaban para su construcción. La cantera sería tal vez la Sierra Carpurias.Años de gran natalidad y demografía, diezmada por la epidemia aquella y por la fuerte emigración a Argentina, mi abuelo entre ellos, buscando una vida mejor. Qué contraste, de Quiruelas a Buenos Aires, entonces próspera, con avenidas al modo París y su trasiego de gentes. Eran frecuentes los conflictos en los Valles y Tierra de Campos a causa de los prados comunales, aprovechados en exclusiva por unos(ganaderos "ricos", caciques municipales puestos a dedo por el Gobernador Civil), siendo de todos (incluidos los pobres jornaleros, que deseaban su equitativo reparto). Los jornales eran a real o, según se decía, "lo comido por lo servido", a veces malcomido."Te hacía un favor un rico (acarreándote leña por ejemplo) y estabas siempre en deuda". Después, aquellos polvos nos traerían otros lodos... Antes de construirse, en verano, al no existir entonces pantanos, aguas arriba, que regulasen su caudal, se vadearía en las raseras. En invierno, al congelarse las aguas con una gruesa capa, lo que era frecunte, se echaba paja sobre el hielo y pasaban los carros de bueyes o mulas por encima. En Sitrama, el mozo Mateo Gato -también su abuelo y de ahí le vendría el apodo- rompía un círculo de hielo y se lanzaba al Tera (con el agua líquida a unos 4ºC) a pescar truchas, saliendo a veces con 2 y hasta con 3, la tercera entre los dientes. Se ve que algo ateridas por el frío, se quedaban como aletargadas, siendo con destreza apresadas por el gran felino.