BODEGAS
Bodegas... verdaderas catedrales. Auténticos tesoros arqueológicos. Santuarios silenciosos. Señas de identidad de nuestra tierra y cultura. Bodegas... con sus “zarzeras”, largos y empinados callejones, la viga del lagar con su pilo, sus toñas y enormes cubas, con su silencio y oscuridad, hacen que el mosto “sin trampa ni cartón”, se transforme y convierta en ese vino tan peculiar. Bodegas... herencia continuada de nuestros abuelos, padres, hijos, nietos… por los siglos de los siglos. Bodegas... lugar sagrado donde (sobre todo antes), era un honor y se llevaba la costumbre de invitar a los amigos a un trago de vino en torno a la lumbre de vides a comer ricas chuletas envueltas en “cernada” o simplemente una lata de sardinas, escabeche, chicharros, o “cacahueses” ¡qué más da! ¿Y el vino?... uf. Para perder el sentido; con su color, sabor y frescor auténtico y natural. He preguntado a personas mayores de cuándo datas las bodegas y ninguno sabe cuándo se construyeron. Ignoro si en algún lugar existen documentos que lo acrediten. Desde luego que los que las excavaron eran verdaderos arquitectos. Cuánto trabajaron y con pocos medios. No necesitaron planos y sin embargo están pegadas unas a otras sin problema. Son verdaderas obras de arquitectura. Nunca apreciaremos lo suficiente el valor cultural que tienen las bodegas. Resulta que ahora con la modernidad, hay bodegas que se “arroñan”, algunas de las cuales se dejan abandonadas y otras se reparan, perdiendo su estructura y encanto originales. Es increíble que las Administraciones estén ciegas y no velen por el patrimonio cultural que suponen las bodegas. Deberían destinar partidas presupuestarias en forma de subvenciones para restaurarlas y evitar el deterioro lógico que les causa el paso del tiempo. De vez en cuando no iría nada mal una inyección de “dinerito”. ¡Qué pena que se vaya perdiendo lo poco que nos queda! Y estas “Joyas de la Corona”, merecen una mención especial. Desde aquí y con voz muy fuerte, quiero rendir un homenaje a las bodegas y a nuestros antepasados. Que alguien tome buena nota para evitar que las bodegas desaparezcan de nuestro típico paisaje zamorano. €1000io
Bodegas... verdaderas catedrales. Auténticos tesoros arqueológicos. Santuarios silenciosos. Señas de identidad de nuestra tierra y cultura. Bodegas... con sus “zarzeras”, largos y empinados callejones, la viga del lagar con su pilo, sus toñas y enormes cubas, con su silencio y oscuridad, hacen que el mosto “sin trampa ni cartón”, se transforme y convierta en ese vino tan peculiar. Bodegas... herencia continuada de nuestros abuelos, padres, hijos, nietos… por los siglos de los siglos. Bodegas... lugar sagrado donde (sobre todo antes), era un honor y se llevaba la costumbre de invitar a los amigos a un trago de vino en torno a la lumbre de vides a comer ricas chuletas envueltas en “cernada” o simplemente una lata de sardinas, escabeche, chicharros, o “cacahueses” ¡qué más da! ¿Y el vino?... uf. Para perder el sentido; con su color, sabor y frescor auténtico y natural. He preguntado a personas mayores de cuándo datas las bodegas y ninguno sabe cuándo se construyeron. Ignoro si en algún lugar existen documentos que lo acrediten. Desde luego que los que las excavaron eran verdaderos arquitectos. Cuánto trabajaron y con pocos medios. No necesitaron planos y sin embargo están pegadas unas a otras sin problema. Son verdaderas obras de arquitectura. Nunca apreciaremos lo suficiente el valor cultural que tienen las bodegas. Resulta que ahora con la modernidad, hay bodegas que se “arroñan”, algunas de las cuales se dejan abandonadas y otras se reparan, perdiendo su estructura y encanto originales. Es increíble que las Administraciones estén ciegas y no velen por el patrimonio cultural que suponen las bodegas. Deberían destinar partidas presupuestarias en forma de subvenciones para restaurarlas y evitar el deterioro lógico que les causa el paso del tiempo. De vez en cuando no iría nada mal una inyección de “dinerito”. ¡Qué pena que se vaya perdiendo lo poco que nos queda! Y estas “Joyas de la Corona”, merecen una mención especial. Desde aquí y con voz muy fuerte, quiero rendir un homenaje a las bodegas y a nuestros antepasados. Que alguien tome buena nota para evitar que las bodegas desaparezcan de nuestro típico paisaje zamorano. €1000io