HERRERO Y HERRADOR
Apenas hay diferencia entre ambos, salvo una mayor especialización del segundo en el oficio. Hay de nuevo cierta demanda de herradores. También es lo mismo labriego que labrador, pero no confundamos un ganadero con un ganador (desgraciadamente). Ni puede identificarse a un futbolista leñero con un leñador. Como tampoco a un cartero con un carterista. (No vayamos ahora a confundir al huevo con la castaña). Ni es igual un sexador de pollos coreano –conocí a uno en Pucela- que el lenguaje sexista de uno nacido en Corea. Y muy distinto un burladero de La Maestranza de Sevilla que un burlador sevillano. No debemos igualar en ningún caso a un follonero, ¡folloncicos, qué follón!, con el otro, ni a la velocidad con el tocino. Y por mucho que en el sable, la esgrima y el sableo, un sableador venga a ser lo mismo que un sablista, nunca dará igual, en la chapa, ser un chapista que ser un chapero. ¡Inda mais, castiñeira!, que no es ni parecido ser un fresero de Lepe (Huelva) que ser un lepero de oficio fresador. Todo esto sin perjuicio de que a veces una misma persona pudiera reunir ambos oficios o aficiones, o al menos tener su aquélla, su sentido, y poder hablar así de un cartero a la vez carterista, de un chapista chapero, de un fresero fresador o viceversa.
Algo de esto podrían enseñarnos esos freseros, por algo se dirá lo de "sabes más que Lepe", y de paso también rogarles encarecidamente, los zamoranos a los leperos, que nos instruyesen en eso del fomento de la natalidad, que tanta falta nos hace. Creo recordar que optaron en su momento por echar mano de nativas de Polonia para la campaña de recogida de la fresa. (En realidad una auténtica "caravana de mujeres" encubierta). Todo ello sin que caigamos en sus vicios: había ciertas pelanduscas católicas polacas que parecían especialistas en romper noviazgos y lo que es peor, matrimonios. Luego están también las adopciones y siempre habrá soluciones imaginativas. Los clásicos y puristas siempre preferirán asegurar la reproducción a la antigua usanza y sin asistencias de ninguna clase. Hay también quienes afirman que llegará el teletrabajo a los pueblos, con lo que se evitará su despoblación. Yo casi confío más en progresos técnicos de otro tipo, como por ejemplo en la clonación. Algo habremos avanzado desde la oveja Dolly, digo yo. Existen problemas éticos, qué duda cabe, pero todo lo que se puede hacer acaba haciéndose, más si hay dinero de por medio. (Pueden conseguirse subvenciones alegando envejecimiento, equilibrio territorial o agravio con los de Lepe).
- ¡Oye, mándame p´acá una morena! Me pido una Inés Sastre de 25.
- ¡Pues a mí una Judit Mascó de 32!, o si se te han agotado las existencias algo más madura, no me importa. ¿Seguirá de buen ver, no?
-Y a mí otra que me salga más económica, ando muy pillado con la crisis, ¿hay buen surtido?, ¿tienes alguna oferta en stock?
Y como decía, naturalmente, ciertas cuestiones delicadas que subsanar cuando no se trata de cromos, sino de personas. Todo se arreglará. El problema de las mellizas, trillizas o quintillizas. ¿Qué pasa con las repes?, posibles confusiones y peleas, y algunas normas morales para que esto no degenere en la ley de la selva, te cambio a tal por cual y cosas por el estilo.
Apenas hay diferencia entre ambos, salvo una mayor especialización del segundo en el oficio. Hay de nuevo cierta demanda de herradores. También es lo mismo labriego que labrador, pero no confundamos un ganadero con un ganador (desgraciadamente). Ni puede identificarse a un futbolista leñero con un leñador. Como tampoco a un cartero con un carterista. (No vayamos ahora a confundir al huevo con la castaña). Ni es igual un sexador de pollos coreano –conocí a uno en Pucela- que el lenguaje sexista de uno nacido en Corea. Y muy distinto un burladero de La Maestranza de Sevilla que un burlador sevillano. No debemos igualar en ningún caso a un follonero, ¡folloncicos, qué follón!, con el otro, ni a la velocidad con el tocino. Y por mucho que en el sable, la esgrima y el sableo, un sableador venga a ser lo mismo que un sablista, nunca dará igual, en la chapa, ser un chapista que ser un chapero. ¡Inda mais, castiñeira!, que no es ni parecido ser un fresero de Lepe (Huelva) que ser un lepero de oficio fresador. Todo esto sin perjuicio de que a veces una misma persona pudiera reunir ambos oficios o aficiones, o al menos tener su aquélla, su sentido, y poder hablar así de un cartero a la vez carterista, de un chapista chapero, de un fresero fresador o viceversa.
Algo de esto podrían enseñarnos esos freseros, por algo se dirá lo de "sabes más que Lepe", y de paso también rogarles encarecidamente, los zamoranos a los leperos, que nos instruyesen en eso del fomento de la natalidad, que tanta falta nos hace. Creo recordar que optaron en su momento por echar mano de nativas de Polonia para la campaña de recogida de la fresa. (En realidad una auténtica "caravana de mujeres" encubierta). Todo ello sin que caigamos en sus vicios: había ciertas pelanduscas católicas polacas que parecían especialistas en romper noviazgos y lo que es peor, matrimonios. Luego están también las adopciones y siempre habrá soluciones imaginativas. Los clásicos y puristas siempre preferirán asegurar la reproducción a la antigua usanza y sin asistencias de ninguna clase. Hay también quienes afirman que llegará el teletrabajo a los pueblos, con lo que se evitará su despoblación. Yo casi confío más en progresos técnicos de otro tipo, como por ejemplo en la clonación. Algo habremos avanzado desde la oveja Dolly, digo yo. Existen problemas éticos, qué duda cabe, pero todo lo que se puede hacer acaba haciéndose, más si hay dinero de por medio. (Pueden conseguirse subvenciones alegando envejecimiento, equilibrio territorial o agravio con los de Lepe).
- ¡Oye, mándame p´acá una morena! Me pido una Inés Sastre de 25.
- ¡Pues a mí una Judit Mascó de 32!, o si se te han agotado las existencias algo más madura, no me importa. ¿Seguirá de buen ver, no?
-Y a mí otra que me salga más económica, ando muy pillado con la crisis, ¿hay buen surtido?, ¿tienes alguna oferta en stock?
Y como decía, naturalmente, ciertas cuestiones delicadas que subsanar cuando no se trata de cromos, sino de personas. Todo se arreglará. El problema de las mellizas, trillizas o quintillizas. ¿Qué pasa con las repes?, posibles confusiones y peleas, y algunas normas morales para que esto no degenere en la ley de la selva, te cambio a tal por cual y cosas por el estilo.