QUIRUELAS DE VIDRIALES: DOMINGO TORTILLERO...

DOMINGO TORTILLERO

Ana, Badana, Rebeca, Susana, Lázaro, Ramos... y en Pascuas estamos. ¿A quién le suena? De pequeño, en el pueblo, los niños escuchábamos de nuestra madre entonar esta letanía que situaba la Cuaresma exactamente sin necesidad de mirar el Calendario Zaragozano. Entonces, la Cuaresma, era tiempo de penitencia y ayuno, y según la iglesia, no se podía comer carne los miércoles y viernes sino pagabas la bula. Celebrábamos el domingo tortillero a finales del mes de Marzo después del frío invierno, y consistía en reunirse los amigos para comer la tortilla. Primero se acordaba para saber a cuántos huevos escotaría cada niño. Cuanta más edad, más huevos se aportaban dependiendo de las posibilidades de cada uno. En aquellos años cualquier cosa fuera de lo común, era un lujo y una fiesta, y para nuestros padres un sacrificio. Hechos los preparativos, se juntaban los huevos y alguna de la madre de los niños, era la encargaba de hacer la tortilla de patatas que comíamos todos los amigos juntos. De postre, alguna naranja canjeada en el comercio por otro producto, y después a jugar. También nos hacían turrón con azúcar derretida y almendra. Cuando el azúcar había tomado consistencia, se rompía en trozos y se cogía con un papel de estraza para no quemarnos. Ese era el turrón que conocíamos y estaba para chupar los dedos. Así transcurría el domingo tortillero en el pueblo. Con esta actitud, los niños queríamos emular a los mozos, a nuestros hermanos mayores que eran el espejo en el que nos queríamos reflejar. Ahora ya no es igual. Con los años, estas tradiciones se han ido perdiendo dando paso a otras modas. Lo que ahora priva y se lleva es el botellón, el consumo excesivo y a lo bestia de alcohol y otras sustancias. Sin embargo, éstos y otros recuerdos y vivencias de la infancia en el pueblo, son los que perdurarán gratamente para siempre en nuestra memoria. €1000io