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QUIRUELAS DE VIDRIALES: POBRES DE PEDIR...

POBRES DE PEDIR

Tiene razón Esperanza Aguirre. Cada vez se pone más difícil el arte de llegar a fin de mes. Como en los peores tiempos de Maricastaña, vuelven las cartillas de racionamiento en Cáritas para tener derecho a comprar a mitad de precio alimentos de primera necesidad. Nos dicen que hay ya unos 9 mill. de pobres en España y más de 2 mill. en Portugal, lo que representa el 20% de la población de estos países. Uno de cada cinco. Pobreza relativa, pero en aumento. Y esto cuando nos esperan nuevas subidas de impuestos, como el IVA, y la de la luz está a la vuelta de la esquina. (Las eléctricas, pobrecitas, se están arruinando por casi regalarnos el kilowatio: nos venden el barril de agua, hidroeléctrico, a precio de barril de petróleo; el metro cúbico de aire, eólico, a precio de m3 de gas) El dinero que los Estados –todos nosotros- han (hemos) prestado a los bancos y cajas a interés nulo, gratis, para sanearlos a nuestra costa, les sirve ahora a los mercados y bancos para especular contra los Estados, para escatimárnoslo o volvérselo a prestar a cojón de mico o interés de usura. Mejor negocio ni falsificar billetes, y encima, los muy guarros, nos llaman PIGS. Hemos estado criando cuervos, dado calor con nuestro cuerpo, reanimado, a una víbora; ahora así nos lo pagan estas sanguijuelas del mercado global. Jugadores de ventaja con la ley opaca de la selva, cuevas de Alí Babá en paraísos fiscales. En parte por no hacer caso de nuestros abuelos, por gastar y gastar sin tener, por endeudarnos, comprar a plazos hipotecando el futuro. Fin de fiesta con resaca, ha sido un derroche desmesurado, de los taifas autonómicos especialmente. Eso sí, AVE que no falte a ningún reyezuelo, continúan exigiendo AVES para subirse ellos a cuenta nuestra.
En definitiva, nos amenazan largos años en que los hijos, las generaciones del yogur, vivan a menudo peor que sus padres, si exceptuamos los años de la infancia. Con menos oportunidades en un mundo más competitivo. Algo quizá desconocido en España y ya visto en otros países más avanzados. Bueno, en la posguerra se vivió peor y a los pobres sólo se les daba los pedazos de pan sobrante que acababan en el cajón de la mesa de la cocina, los rebojos. Por tener a Dios tanto en la boca se les llamaba pordioseros:
- ¡Una limosna por el amor de Dios!
- ¡Gracias, que Dios se lo pague, que Dios se lo premie!...-Cuando se les daba.
Otros no les daban nada y se atrevían a decirles: ¡Que Dios le ampare, hermano!
En los años veinte no es que se atasen los perros con longaniza pero se vivía mejor. A los pobres en nuestra tierra se les daba buenos mendrugos de pan, no rebojos, a veces hasta tocaba el carolo, el canto de la hogaza, el currusco, más rico que el molledo, sobre todo si la hogaza era reciente. Los pobres llevaban un saco en el que echaban todos los mendrugos. Luego los vendían en las posadas, ¿qué iban a hacer con tanto pan? Así que muchas veces los que terminaban comiendo el pan de pobre, ignorantes de ello, eran los trajinantes de los caminos, los huéspedes de las posadas. Sin escrúpulo alguno; ojos que no ven, corazón que no siente. ¡A cuántos sanabreses les tocaría el chusco de pobre cuando iban o regresaban por la carretera que seguía el curso del Tera! Carretera que el franquismo luego bautizaría como "Nuevo acceso a Galicia" y donde los niños fuimos una vez, a Río Chico, con don Zacarías a ver pasar a Franco. El Caudillo nos dio calabazas. ¿Rumores falsos para prevenir posibles atentados? ¿Iría de asueto a pescar en el Azor? Año arriba, año abajo, sería el 70. Parece ayer.