QUIRUELAS DE VIDRIALES: ¡Ay, Emilio, las lavanderas! Los sabañones que se pillaban...

¡Ay, Emilio, las lavanderas! Los sabañones que se pillaban en invierno... El reúma y las "cabras" (cabrillas) en las piernas que cogían las pobres al regresar, por exponerlas demasiado a la lumbre y al brasero. No lavaban junto a este puente viejo de Micereces, sino que solían hacerlo cerquita del otro, también viejo, de río Chico. Picaban el carámbano de la orilla, aunque me suena haber oído que por allí había una fuente de agua termal, o algo más templada, donde a veces se pondrían. ¿Es esto cierto o lo he soñado? Venga, a preguntar a las abuelas. En verano sería mucho más llevadero.
Una tarde de verano estaba un grupo de mujeres lavando en el río: "Eramos muchas, si no estábamos quince no sé qué te diga". Se pusieron a merendar a la sombra de un fresno y en esto se les acercan unos gitanillos. Un churumbel que no tendría seis años -"una y una do, do y una tre, no sale la cuenta porque falta un churumbé"- dice:
-Señooora, daame aargo pa´mataar laa haambre. Daame un cacho chorizo y paan, aaanda.
Otra le contesta sonriendo: -Bueno, salao, yo te lo doy, pero nos tienes que cantar algo, ¿eh?
El gitano dijo que sí, que lo haría, pero en cuanto enganchó el pan y el chorizo soltó: -A la buenaventuura del pan blaanco, tú me lo das y yo me lo zaampo-. "Y echó a correr como un gamo"