La comarca de Los Valles de Benavente
- ¿Cómo, cómo has dicho?- No me hielo, no me hielo, caliente caliente, sí, de "Iélas de Iáles", de aquí soy. A que suena bien. No se cansan, siempre vuelven a preguntar y preguntar, pero nunca hay que avergonzarse aunque se rían.
¡Qué es eso de que no existían los coches, Emilio! Antes del coche línea, “el Correo”, se iba a Benavente en el carro, en burra, en bici y… en el coche de San Fernando. Un rato a pie, y otro…Total, nada para ellos, dos horitas y media o tres de camino, después la vuelta. (Y eso que antes no se hacía senderismo. No está mal. Ni se iba a los gimnasios a sudar la gota gorda, pesas arriba, pesas abajo, o a ponerse bien de esteroides anabolizantes pa´ echar musculines. Con los bailes de una fiesta o boda y el trabajo diario, bastaba y se tenía fuerza. No hacía falta más; Franco tendría a los españoles a dieta con las cartillas de racionamiento, pero los mantenía en forma. Lo primero era la salud del pueblo, velaba por ella. La grasa no existía porque se quemaba y los garbanzos daban energía). También suena Benavente de cuando la gente se aprendía todo de memoria, los ríos con todos sus afluentes por la derecha e izquierda, los partidos judiciales, igual que la tabla de multiplicar. Porque no se viajaba más que para hacer la mili. Una de las cosas que más sorprendió al paisano de la cachiporra cuando la hizo -e hizo cuatro, o siete milis si incluimos la guerra-, fue Don Benito, un pueblo de Badajoz que tendría entonces quizá tantos habitantes como Zamora, sería como cuatro Benaventes, pero era como un Quiruelas en grande, un pueblo, pueblo, sin aire de ciudad, todo agrario. Y Benavente ya entonces era comercial. Le sigue faltando industria. Y una tierra sin industria es como el pan con pan, comida de tontos, un círculo vicioso: Si no se produce no hay dinero y al final nada se podrá comprar. Se cierran comercios o no se abren más, la gente emigra… (El turismo es también industria, pero Benavente ni tiene mar ni cuenta ya, por culpa de Napoleón o de los ingleses, con aquel famoso “castillo-palacio único e incomparable en España, si dejamos a un lado la Alhambra”, como dijo pasmado un visitante extranjero. Triste sombra la torre del Caracol. También se perdió algún monasterio o convento, pero de esos los hay en muchas partes, como aquel palacio de los Condes desaparecido, no). Habría que potenciar la industria agroalimentaria, hacer más cooperativas para que los intermediarios no se quedaran con todo el beneficio. A lo precios que se pagan ¿quién se va a quedar en el campo?
- ¿Cómo, cómo has dicho?- No me hielo, no me hielo, caliente caliente, sí, de "Iélas de Iáles", de aquí soy. A que suena bien. No se cansan, siempre vuelven a preguntar y preguntar, pero nunca hay que avergonzarse aunque se rían.
¡Qué es eso de que no existían los coches, Emilio! Antes del coche línea, “el Correo”, se iba a Benavente en el carro, en burra, en bici y… en el coche de San Fernando. Un rato a pie, y otro…Total, nada para ellos, dos horitas y media o tres de camino, después la vuelta. (Y eso que antes no se hacía senderismo. No está mal. Ni se iba a los gimnasios a sudar la gota gorda, pesas arriba, pesas abajo, o a ponerse bien de esteroides anabolizantes pa´ echar musculines. Con los bailes de una fiesta o boda y el trabajo diario, bastaba y se tenía fuerza. No hacía falta más; Franco tendría a los españoles a dieta con las cartillas de racionamiento, pero los mantenía en forma. Lo primero era la salud del pueblo, velaba por ella. La grasa no existía porque se quemaba y los garbanzos daban energía). También suena Benavente de cuando la gente se aprendía todo de memoria, los ríos con todos sus afluentes por la derecha e izquierda, los partidos judiciales, igual que la tabla de multiplicar. Porque no se viajaba más que para hacer la mili. Una de las cosas que más sorprendió al paisano de la cachiporra cuando la hizo -e hizo cuatro, o siete milis si incluimos la guerra-, fue Don Benito, un pueblo de Badajoz que tendría entonces quizá tantos habitantes como Zamora, sería como cuatro Benaventes, pero era como un Quiruelas en grande, un pueblo, pueblo, sin aire de ciudad, todo agrario. Y Benavente ya entonces era comercial. Le sigue faltando industria. Y una tierra sin industria es como el pan con pan, comida de tontos, un círculo vicioso: Si no se produce no hay dinero y al final nada se podrá comprar. Se cierran comercios o no se abren más, la gente emigra… (El turismo es también industria, pero Benavente ni tiene mar ni cuenta ya, por culpa de Napoleón o de los ingleses, con aquel famoso “castillo-palacio único e incomparable en España, si dejamos a un lado la Alhambra”, como dijo pasmado un visitante extranjero. Triste sombra la torre del Caracol. También se perdió algún monasterio o convento, pero de esos los hay en muchas partes, como aquel palacio de los Condes desaparecido, no). Habría que potenciar la industria agroalimentaria, hacer más cooperativas para que los intermediarios no se quedaran con todo el beneficio. A lo precios que se pagan ¿quién se va a quedar en el campo?