Amigo Rabel, el problema no parece estar en el viejo negocio (lo que pagan por nuestros ahorros y lo que nos cobran por prestar), sino en que están muy politizadas. Si encima son pequeñas y los políticos enfrentados entre sí –a veces hasta de un mismo partido lo están- aún peor. Unas más que otras, pero todas han prestado con excesiva alegría a constructores amigos, a promotores de su cuerda que ahora no venden los pisos. Se acabaron los pelotazos de hormigón, los pisos y solares valen menos. Los que mandan en las cajas no son profesionales, sino políticos que se llevan una pasta gansa sin arriesgar su dinero. Y a veces invierten en malos negocios, a sabiendas, pero que les pueden reportar publicidad y votos a sus respectivos partidos. También tendrán muchas hipotecas concedidas a particulares de difícil cobro. No obstante esto no es USA, que les tiran las llaves del piso y ya está, aquí nos tienen enganchados por los mismísimos, ¡pobre hipotecado y pobre avalista, unos desgraciados!, los persiguen sin tregua por los siglos de los siglos.
Los constructores forrados estos años de bonanza, serán algo menos ricos, pero tendrán a buen recaudo su dinero en algún paraíso fiscal o invertido en otros negocios. Sólo se juegan el dinero de la sociedad, el agujero que dejan estos ricachones golfos lo acabaremos pagando finalmente entre todos de rebote. Me callo el resto de agujeros de la era del ladrillazo que han corrompido a toda la sociedad.
Los constructores forrados estos años de bonanza, serán algo menos ricos, pero tendrán a buen recaudo su dinero en algún paraíso fiscal o invertido en otros negocios. Sólo se juegan el dinero de la sociedad, el agujero que dejan estos ricachones golfos lo acabaremos pagando finalmente entre todos de rebote. Me callo el resto de agujeros de la era del ladrillazo que han corrompido a toda la sociedad.