QUIRUELAS DE VIDRIALES: LAS VACACIONES...

LAS VACACIONES

Por fin llegan las tan ansiadas, esperadas y merecidas vacaciones. Todo el año trabajando ininterrumpidamente llueva o nieve, haga frío o calor. Y por fin la gran escapada, ¿tú, a dónde? Yo… al pueblo. La ceremonia se repite cada año, y así hace más de 30. Preparo el maletero, cojo mi coche y la familia y emprendo el viaje hacia el pueblo. Tengo una larga jornada por delante para conducir, pues son casi 800 kms. hasta llegar a Quiruelas. Me armo de paciencia y valor, y temprano con el fresco inicio el viaje que me conducirá hasta mi querido pueblo. De todas las maneras no me libro del calor sofocante del mediodía. Sin aire acondicionado, bajo todos los cristales del turismo con la intención de respirar aire fresco, pero lo único que consigo es que entre más calor y llegamos como pollos asfixiados. Años atrás las carreteras eran peores y los vehículos no eran tan cómodos. Hoy tenemos mejores carreteras y autovías y los turismos ofrecen muchas más prestaciones y comodidades. El largo viaje se hace más corto y llevadero. Podría explicar mil anécdotas y peripecias de mis viajes de antaño. A media tarde después de horas de viaje, por fin me estoy acercando al pueblo. Siento una grata sensación en mi cuerpo. Estoy emocionado y nervioso. Respiro mejor. Ya se huele a pueblo. Diviso las casas de adobe, las bodegas, los campos segados, el maíz, las grandes llanuras. Ya estoy en mi tierra un año más dispuesto a disfrutar durante un mes de mi familia, de mi pueblo, de mi gente. De la tranquilidad y del sosiego. De poder dormir sin ruido, fresco. De un cielo completamente despejado y estrellado. Pero antes de llegar al pueblo había una parada obligatoria para adecentarse y vestir a los niños para que los abuelos los vieran bien guapos. Es satisfactorio comprobar cómo con la llegada del verano cambia el panorama y aspecto de nuestros pueblos. De la tranquilidad y monotonía, se pasa al bullicio y al jolgorio. Vuelven a sus raíces los hijos y nietos. Con su presencia las calles se llenan de gente, de coches, de alegría... El río Tera se convierte en la playa del Valle. Se reencuentran las familias, los amigos, los paisanos... En muchos casos se aprovecha para pasar la Fiesta Mayor del propio pueblo o del vecino. Abundan los actos populares, las charangas, los juegos, la misa solemne, el vermut con los amigos y familiares, las comilonas, las partidas en el bar, los baños en el río, el baile en la plaza del pueblo amenizado por orquestas y grupos musicales, etc. Se aprovecha para echar una mano en las tareas del campo o para poner a punto las pequeñas restauraciones que quedaron pendientes en la casa, en las cuadras o en la bodega el año anterior. También para degustar las ricas sopas de ajo, los huevos fritos, el chorizo, el jamón, los quesos de la tierra, la tortilla de patatas, los cangrejos, el pulpo y el vino en la bodega. Todas estas cosas dan valor a la esencia de la vida, al reencuentro, a nuestras costumbres, a nuestras cosas… Felices vacaciones a todos. €1000io