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QUIRUELAS DE VIDRIALES: TIERRAS ENCHARCADAS...

TIERRAS ENCHARCADAS

La anegación de fincas impide cosechar las plantaciones de maíz. Queda aún sin recolectar el 50% de los sembrados con una pérdida estimada del 20% del producto.
Las intensas lluvias y fuertes rachas de viento han dejado aún por cosechar casi el 50% de los cultivos de maíz en la comarca. En algunos casos, este porcentaje se ve incrementado como en la zona ribereña del Tera con terrenos más pantanosos. Los agricultores miran con preocupación al cielo viendo cómo sus terrenos tendrán que demorarse más aún para la recolección con la consiguiente pérdida del producto en torno a un 20% dependiendo de las variedades sembradas, según los datos estimados por el presidente de la comunidad de regantes de la margen izquierda del Tera, Lázaro Zarza. Unos datos corroborados también ayer por algunos de los cultivadores de maíz con un buen número de hectáreas en el valle del Tera.
La merma de las pérdidas se evidencia en los terrenos más pantanosos en los que no es tan fácil adentrarse con la maquinaria para realizar las tareas de recolección. Tal es el caso de parcelas de maizales en Pumarejo, en Melgar en Santa Croya de Tera, Santibáñez de Tera, Sitrama. Incluso en la zona entre el río Tera y el arroyo del Almucera, en los términos de Quiruelas y de Colinas donde prácticamente no se ha realizado recolección alguna.
Las intensas y prolongadas lluvias, como las caídas el pasado domingo en cuya jornada se llegaron a registrar en la zona unas precipitaciones entre 26 y 30 litros, sumadas a las rachas de viento con una velocidad que ha llegado a alcanzar entre los 60 y los 80 kilómetros a la hora, se ha traducido en la anegación de cultivos y en el arrojo o caída al suelo de las plantas. Mazorcas en la tierra que obligarán, en muchos casos, a los agricultores a su recogida en sacos.
A los agricultores les vienen mal dadas. La ausencia de lluvias al inicio de la campaña, en la sementera del maíz, entre abril y mayo, provocó un retraso de la siembra del grano. Más aún, en algunas zonas ribereñas del Esla y del valle del Tera, los granos sembrados sirvieron de apetitoso manjar para los jabalíes, teniendo los cultivadores que renovar, una o más veces, los sembrados. Incluso agudizar el ingenio para instalar artilugios en las fincas con el fin de ahuyentar a los marranos.
Para más inri, a mediados de julio del pasado año, en algunas zonas de la comarca y ya en pleno proceso de crecimiento de las plantas, éstas sufrieron daños considerables por las tormentas con pedrisco viéndose afectado más del 70% de los cultivos.
A ello se viene a sumar la demora en la recolección por parte de algunos cultivadores al tener los granos en su madurez un elevado índice de humedad. Precisamente esta circunstancia es la que incide notablemente en el precio del producto. A mayor humedad, menor precio. La cosecha tenía que estar lista ya en noviembre y diciembre pero el elevado grado de humedad en el fruto, con unos porcentajes entre el 26% y el 28% demoraron su recolección.
Parcelas anegadas por las aguas, plantas caídas y con muchas mazorcas ya por el suelo, retrasarán aún por más tiempo el cierre del ciclo del maíz, o lo que es lo mismo que se complete la cosecha.
A mediados del mes de mayo ya tenía que estar sembrado el maíz y el terreno tiene que estar listo para ello. Más apremiante es el cultivo de la remolacha que a mediados de este próximo mes de marzo, antes del día 15, ya debía estar sembrada, a principios de ciclo, pero también quedan algunos cultivos en la zona en los que aún no se ha podido sacar el producto de la tierra. En este caso ya pocos, porque el maíz se ha erigido en la estrella de los cultivos en la comarca de los valles relegando al otrora cultivo remolachero.