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QUIRUELAS DE VIDRIALES: PRESAS Y EMBALSES...

PRESAS Y EMBALSES

Aunque en muchas ocasiones utilizamos estas dos palabras en el mismo sentido, las dos no tienen el mismo significado, pues presa es el muro con más o menos grosor, de piedra o de otros materiales, que se construye en un río, arroyo o canal, para detener el agua y desviarla fuera del cauce. También se llama presa a la acequia o zanja construida para regar o para llevar el agua hasta los molinos.
Sin embargo, embalse, que tiene que ver con balsa, es el depósito que se ha formado artificialmente por la construcción de dicha presa y en el que se almacenan las aguas del río o arroyo, para utilizarlas posteriormente en el riego de las tierras, el abastecimiento de las poblaciones, la producción de energía eléctrica, la pesca y otras actividades deportivas relacionadas con el agua. En sentido más amplio llamamos también embalse a cualquier otro lugar o sitio en el que se acumula agua.
Lo cierto es que ambos términos van muy unidos, pues si se construyen presas es para embalsar el agua, que, además de los usos citados, contribuye a la regulación de los mismos ríos y arroyos durante el verano o en épocas de sequía.
En los Valles de Benavente se sabe muy bien lo que son este tipo de infraestructuras, como se conoce muy bien todo lo que tiene que ver con ríos, arroyos, canales, acequias, etc., pues es comarca rodeada, surcada y favorecida por el agua, aunque las grandes presas, con sus embalses respectivos, no se encuentren en ella, como ocurre con la de Riaño en el alto Esla, las de Barrios de Luna y Villameca en el Órbigo e incluso casi todas las que se han construido en el Tera: Vega de Conde, Puente Porto, La Playa, Garandones, Cernadilla, Valparaiso y Agavanzal. Estas últimas, aunque se encuentren en los cursos alto y medio del río, sus aguas y lo que ellas aportan, llega y beneficia también a esta comarca, a la que de modo concreto nos estamos refiriendo.
Efectivamente, tan sólo la presa y embalse de Agavanzal está dentro de los límites y partido judicial de Benavente, muy cerca de los pueblos de Junquera y Olleros de Tera. Produce energía eléctrica, como casi todos, y aguas abajo, no lejos de la misma, hay otra pequeña presa de la que parte el Canal del Tera, que riega las tierras de la margen derecha de dicho río, incluidas las del Valle de Valverde. De aquí partirá también, en su día, el canal que regará la margen izquierda del mismo río y el Valle de Vidriales. Y éste será el embalse que, según lo proyectado, suministra agua desde hace poco tiempo a la ciudad de Benavente y a muchos otros pueblos del valle. Buena idea, por cierto, pues ya es hora de que, por estas tierras y en estos pueblos, entre ríos, el agua que utilice la población sea de calidad y abundante, como es la del Tera. Lo inexplicable es que algunos años haya habido problemas en el suministro, motivados en el verano por la sequía y en el invierno por las inundaciones. En el mismo embalse se practica la pesca y otros deportes acuáticos, organizándose, en ocasiones, los respectivos campeonatos.
Aparte de esta presa, cuenta el Tera también con otras más pequeñas que se sirven o servían para llevar el agua a los molinos existentes y de los que todavía se conservan algunos, como los de Calzada, Santa Marta, Sitrama, Micereces, Colinas, Mozar y Milles.
Últimamente se han construido otras que embalsan o retienen el agua necesaria para el baño en las zonas de esparcimiento o áreas de recreo, que existen en muchos pueblos: Camarzana, Santa Croya, Santibáñez, Sitrama, Micereces, Milles de la Polvorosa y, por supuesto, las ya sobradamente conocidas de Río Chico y Mozar. El Tera sigue siendo un río que, por la belleza de su entorno y la limpieza de sus aguas, es apropiado pare este tipo de lugares de recreo.
El Órbigo, río más caudaloso, recorre menos territorio de esta comarca, pero podemos citar, por proximidad, la presa del puente de La Vizana, en la provincia de León, con servicio a central hidroeléctrica y zona de baños, y la que lleva también el agua a la minicentral que funciona en Maire de Castroponce, aquí sin área de recreo. Tenemos que mencionar también la que existe cerca de Vecilla de la Polvorosa, de la que parte el agua para el canal de Manganeses. Por último, no lejos de esta localidad existe una, no muy cuidada, que sirve al antiguo Caño de los Molinos, caño que, tras pasar, en curva silenciosa, por tierras de Manganeses y Santa Cristina de la Polvorosa, llega a las de Benavente por el pago conocido como El Sequedal, donde hay otra pequeña presa con compuerta de regulación. Ya en la ciudad, el Caño sirve a las fábricas de harinas La Sorribas y La Ventosa, que también disponen de presa y salto para la producción de energía eléctrica.
En el Esla ocurre lo mismo. Aunque sin presas que retengan el agua impetuosa del río, existen zonas de recreo y baño en lugares apropiados, en los que su corriente no es un impedimento. Tan sólo destacar la que existía para el antiguo molino de Bretocino y sobre todo la que embalsa el agua que llega a la central de Bretó, construida junto a la aceña existente en dicho lugar.
El Eria, a la espera de alguna presa con su embalse respectivo en el curso alto, que regule sus aguas y contribuya a evitar la sequía del verano, acompañada a veces de la suciedad y malos olores en el río, tuvo y se pueden ver todavía, cuando el agua corre, las presas de las que parten los canales hacia los molinos, algunos casi desaparecidos, otros en ruinas, y casi todos sin funcionar, excepto el de Manganeses. Y es que había molinos en Alcubilla de Nogales, Arrabalde, Villaferrueña, Santa María de la Vega y Morales de Rey. Después del Tera, éste es el río más bello e importante de esta comarca. Y no sólo por el paisaje, su entorno y los pueblos de las provincias de Zamora y de León por los que pasa, sino también por sus aguas, que nacen de las entrañas del Teleno, monte lejano, pero familiar y próximo a los habitantes de esta zona, precisamente por culpa del río.
En San Miguel del Valle y Fuentes de Ropel, pueblos con molinos cerca del Cea había también presas con canales hacia dichos molinos. Hoy, el río tiene siempre agua, debido al embalse de Riaño y al desagüe permanente de las acequias de riego de los páramos leoneses. El agua proporciona vida y frescor a los ribereños, que hasta pueden disfrutar del baño en muchos lugares, y también de la pesca.
De los arroyos, tan sólo en el alto Almucera se han construido presas en Congosta y Ayoo de Vidriales, que recogen el agua de los arroyuelos que lo conforman. Esto ha posibilitado que ambos pueblos disfruten en el verano de áreas de baño y esparcimiento, debidamente acondicionadas. En el arroyo había molinos en Congosta, Carracedo, Tardemezar y Brime de Urz. Es de suponer que desde alguna presa y canal les llegaría el agua para poder moler, principalmente durante el invierno y la primavera, porque en el verano ni corría ni corre el agua.
El Castrón y el Reguero eran pequeños arroyos, sin apenas molinos y presas, pues en verano se secaban. Hoy tienen más vida por el agua que corre por ellos durante todo el año, pues reciben en verano las aguas sobrantes de los canales del riego. Nos muestran más verdor en sus orillas y están mejor encauzados.